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Recuerdos del golpe en la memoria de dos ex ediles

Por Santiago Baraldi.- Edison Boggino y Raúl Broglia fueron electos concejales en 1973. Hoy rememoran aquellos años.

Edison Boggino (PJ) y Raúl Broglia (Unión Popular) eran los ediles más jóvenes del Concejo Municipal cuando la noche del 24 de marzo de 1976 soldados que bajaron de un camión Unimog del Ejército cerraron las puertas del Palacio Vasallo. Cuando Broglia y Boggino accedieron a sus bancas tenían 22 y 23 años, respectivamente. Hoy, ambos abogados, recuerdan aquellos días previos al golpe de Estado y cómo era aquel “Concejo de lujo”, como coincidieron ambos, donde “había un nivel de gente muy buena, pero que quizás no hicimos todo lo que podríamos haber hecho”.

“Fue la falta de experiencia, éramos muy jóvenes, veníamos de tirar piedras en la calle contra la dictadura, era la primera vez que votábamos y de golpe estábamos sentados en una banca”, dirán durante una entrevista con El Ciudadano, que los reunió 36 años después en el edificio del Concejo rosarino.

—¿Cómo recuerdan los días previos al golpe y cómo se trabajaba en ese clima en el Concejo?

—Boggino: En el Concejo tuvimos una linda etapa, con diferencias pero con mucho trabajo, con mucha responsabilidad.

—Broglia: En febrero de ese año viajé a Buenos Aires y ya estaba decidido el golpe a Isabel Martínez. Después del Rodrigazo (una feroz devaluación establecida por el entonces ministro de Economía, Celestino Rodrigo) se produce un cambio muy grande en el país. Con los compañeros del Concejo cambiábamos información.

—¿Dónde militaban cuando fueron elegidos concejales?

—Boggino: Yo, en la Juventud Peronista, en lo que se llamaba el Encuadramiento, con dirigentes como Chacho Contesti, José Lavallén…incluso no pude ir en la lista de diputados porque no tenía los 25 años. Fui diputado muchos años después, con (Víctor) Reviglio, entre los años 87 y 91. Ingresé al Concejo con el bloque del Frejuli (Frente Justicialista de Liberación Nacional, la misma denominación que llevó a Héctor Cámpora como candidato a presidente), éramos 15 concejales. En aquella época ser concejal no tenía mucha fuerza. Recuerdo cuando fue el golpe en Chile a Salvador Allende, en setiembre del 73, pronuncié un discurso en el que hablé de la unión nacional y de que si no la lográbamos íbamos camino a lo que pasaba en Chile, porque los enfrentamientos nos llevaban a eso. Después, cuando mataron a Teodoro Ponce, secretario de la UOM de Rosario, que era mi amigo, hice un discurso en el Concejo que (Humberto) “el Gordo” Schwind, periodista del diario La Tribuna, que cubría las actividades en el Concejo, me dijo: “No voy a publicar nada de lo que dijiste porque vas a tener problemas”.

—Broglia: Yo militaba desde los 8 años, estaba en la Unión Popular, íbamos con Francisco Paco Manrique y metimos tres concejales. Siempre me gustó la tarea legislativa, nunca presenté un pedido de informes e integré la comisión de Cultura.

—¿Qué temas se discutían en el recinto?

—Boggino: En mi caso integraba la comisión de Planeamiento y peleamos mucho para recuperar la imprenta municipal que funcionaba en calle Richieri. También se discutía sobre la urbanización de la ciudad. Era un Concejo muy heterogéneo, con muchos bloques: el Frejuli tenía quince concejales; la Democracia Progresista seis; el radicalismo, cuatro; el Partido Orientación Legalista, tres; la Unión Popular, tres. Tengo un lindo recuerdo, gente excelente. Hubo grandes ediles como Héctor Amez, Vicente Forte, Alberto Gabetta, Carlos Favario, el mismo Gualberto Venesia, el presidente Antonio Andrade. Tengo el mejor de los recuerdos de ese Concejo, de los hombres y mujeres que allí estuvieron. Tuvimos la primera vicepresidenta mujer, que fue Ana Martínez. Había un nivel de gente muy buena, pero tal vez no hicimos todo lo que podíamos haber hecho. Fue la falta de experiencia, tenía 23 años, veníamos de tirar piedras en la calle contra la dictadura, era la primera vez que votábamos y de golpe estábamos sentados en una banca. Recuerdo cuando tuvimos que fijarnos el sueldo: con (Ángel) Yayo Baltuzzi propusimos que el sueldo fuera el de un obrero, de un trabajador, porque veníamos con ese discurso. Mi papá era trabajador de Cotar y ganaba 75 mil pesos de entonces. ¿Por qué nosotros íbamos a cobrar 600 mil? Veníamos imbuidos en esa idea, nuestra vida había sido la pelea en la calle…

—Broglia: Los argentinos tenemos un gran defecto: no preguntar al tipo que sabe, por eso hoy en el Concejo se siguen discutiendo los mismos temas que cuando estábamos en la banca en los 70. Nosotros no teníamos asesores, pero de lo que no sabía preguntaba. O me iba a la biblioteca del Concejo y allí le decía a la mujer que estaba a cargo que necesitaba una cosa, necesitaba tal otra… y un día me dice: “¿Decile al doctor Broglia que se deje de romper las pelotas y que venga a buscar las cosas él”. Cuando le dije que yo era el doctor Broglia no lo podía creer. Tenía 22 años y ya era abogado. Recuerdo que yo tenía problemas con el secretario de Obras Públicas, al que un día en una sesión le dije que se tomara el olivo. En la jerga popular quiere decir que se vaya, pero tomado de la Biblia quiere decir que tomando el olivo se purifican los pecados. Recuerdo que Venesia saltó y dijo: “¿Por qué lo dice el doctor?, ¿lo está acusando de corrupto?”. Después de las sesiones íbamos a un club en San Juan y Moreno a comer con Venesia, Alberto Gabetta, Yayo Baltuzzi, Vicente Forte, éramos de distintos partidos, discutíamos mucho pero la relación era buena. Hice un proyecto para que cada estacionamiento tuviera en su playa un lugar para bicicletas, impulsábamos que la gente usara la bicicleta, lo mismo que hubiera un lugar para las bicicletas frente a los bancos y dependencias públicas. También trabajé en un proyecto para que la Municipalidad tuviera su banco de sangre.

—Aquel 24 de marzo, ¿dónde estaban?

—Boggino: Ese día estaba en Buenos Aires, en casa de un compañero. Nos despertó un allanamiento en el departamento. Era sobre la avenida Santa Fe, cerca del zoológico. Me ataron con una corbata y nos bajaron. Nos chuparon. Después se dieron cuenta de que no me habían vendado. Fueron dos días terribles hasta que nos soltaron. Fuimos capturados por la Infantería de Marina por el sólo hecho de ser peronistas. En ese momento yo no creía en el golpe, porque había elecciones convocadas para octubre, (el líder radical Ricardo) Balbín había hablado por los medios diciendo que “en muletas, pero lleguemos”.

—Broglia: Yo venía de una reunión y cuando llego a mi casa mi mujer me anunció lo que había pasado. Yo tenía el diario La Razón bajo el brazo y el título decía “Hoy golpe…”. La última sesión, que fue el 23 de marzo, era como que todos sabíamos lo que se venía. El presidente del Concejo, José Mancinelli, y el secretario, Rosendo Romero, se manejaban con dos Ford Falcón que eran del Concejo, entonces se consultó qué era lo más conveniente hacer con los autos y los llevaron a un lugar de guarda de bienes de terceros para más protección. La noche del 24 vino un grupo de militares al Concejo en un Unimog, secuestraron los autos y luego le iniciaron a Mancinelli y Romero una demanda por malversación de fondos públicos y nadie los quería defender. Yo lo hice junto a una abogada y salieron absueltos. Con Romero nos hicimos muy amigos, él fue presidente de la departamental Justicialista y yo me afilié al radicalismo.

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