El semanario español Cambio 16, dio a conocer la tercera y última parte de una entrevista al exdictador Jorge Rafael Videla, quien destacó que su gobierno de facto se mantuvo la existencia de los partidos políticos, aunque sí se suspendió su actividad, y aseguró que hubo «muchos peronistas» que «colaboraron lealmente» con la represión a grupos opositores.
«El Proceso de Reorganización Nacional mantuvo la existencia de todos los partidos -inclusive el comunista- pero suspendió la política partidaria. Esta situación se daba por primera vez en la Argentina, donde, por norma, los gobiernos de facto disolvían a los partidos políticos, al momento de hacerse cargo del poder. Incluso se permitió que los integrantes de los distintos partidos políticos desempeñaran cargos de embajadores, gobernadores, intendentes, integrantes del poder judicial, etc», respondió consultado sobre su relación con la agrupaciones políticas.
Y agregó: «El partido peronista no gozó de esa ventaja, dado el desprestigio que habían acumulado sus dirigentes en el ejercicio del gobierno que resultó depuesto (el de María Estela Martínez de Perón). No obstante, muchos de sus integrantes colaboraron lealmente con nuestro gobierno, en relación con la guerra interna librada contra el terrorismo».
Desde su lugar de detención, Videla se refirió a su vínculo con Emilio Massera y dijo que el ex jefe de la Armada tenía «ambición política legítima», la cual consideró «inoportuna».
«La política es rica en matices que pueden llegar a convertirse en diferencias; y esa posibilidad constituía un grave riesgo en medio de una guerra interna cuyo éxito radicaba en la cohesión de las tres fuerzas armadas que constituían nuestro ejército. Hasta dónde llegaban esas ambiciones, no puedo precisarlo; pero lo cierto es que luego de pasar a retiro fundó un partido cuya finalidad no podía ser otra que llegar al poder», afirmó.
Al evaluar su gobierno, el represor aseguró: «El éxito de mi gestión se debe a que la misma se ajustó a las normas reglamentarias en vigor».
En tanto, calificó de «maduras» las relaciones que su gobierno mantuvo con los Estados Unidos, en tiempo del presidente Jimmy Carter.
Asimismo, contó el momento en que se enteró sobre la distinción a Adolfo Pérez Esquivel con el Premio Nobel de la Paz, que le fue otorgado por su ayuda a perseguidos políticos durante la dictadura, y dijo que fue «una sorpresa» ya que nadie de su gobierno lo conocía.
«Presidía yo ese día la reunión de gabinete de los viernes, con asistencia de todos los ministros, el secretario general de la Presidencia, el secretario de Inteligencia de Estado y el jefe de la Casa Militar. En su momento, interrumpió un edecán y se acercó a mí para decirme al oído que acababa de escuchar por radio de la designación del señor Adolfo Pérez Esquivel como destinatario del Premio Nobel de la Paz. Interrumpí la reunión, di la noticia a los asistentes y quedé a la expectativa. Todos se miraban entre sí sin aventurar comentarios. Preguntados: ¿Quiénes conocen a este señor? La respuesta fue unánimente negativa. Ordené entonces al ministro del Interior que abandonara la reunión y buscara información. Momentos después el ministro se hizo presente e informó que el señor Pérez Esquivel era un arquitecto que no ejercía su profesión, que era un activista de los derechos humanos pero sin un papel protagonista ni de liderazgo, y ese perfil bajo se mantuvo durante todo mi periodo de gobierno al frente del país. Nadie le conocía, era un perfecto desconocido», reveló.