El papa Benedicto XVI llegará hoy a Cuba, que a diferencia de México –donde ayer completó su visita– no es una nación muy católica, esperando inspirar a los cubanos para sumar nuevos fieles al redil.
Sólo un 10 por ciento de los cubanos se declara católico en una Cuba comunista donde más de cuarenta años de ateísmo oficial terminaron a comienzos de los años 90.
Los grupos protestantes evangélicos han tenido grandes avances a través de América latina, incluida Cuba, y las deserciones en el catolicismo han sido más dramáticas en Brasil y en varias naciones de América Central.
“La Iglesia católica (en Cuba) tiene más libertad para evangelizar que las iglesias protestantes, especialmente que las florecientes (iglesias) pentecostales, pero eso no significa que la Iglesia católica será más exitosa”, dijo Andrew Chesnut, jefe del Departamento de Estudios Católicos de la Virginia Commonwealth University.
“De hecho, a la fecha los pentecostales están ganando la batalla por las almas cubanas. No creo que la visita de Benedicto revierta la actual tendencia”, dijo por teléfono Chesnut, un experto en catolicismo y otros credos en la región.
Muchos latinoamericanos se han desencantado con una Iglesia católica muy conservadora, que los alienta a mirar hacia la otra vida y no a las riquezas terrenales, frente a las iglesias protestantes, especialmente las evangélicas, que predican que la gente puede tener prosperidad ahora, así como en la otra vida.
Entre el 70 y 80 por ciento de los cubanos se identifica con las creencias afrocubanas o santería en un país de 11,2 millones de habitantes, según estudios. La santería está vinculada directamente al pueblo yoruba, proveniente de los actuales Nigeria y Benín, al que en la época de la esclavitud colonial le fue prohibido expresar sus creencias religiosas.
El Papa no tiene planes de reunirse con los líderes de los santeros, dijeron funcionarios del Vaticano, lo que para Chesnut es un error.
“Las relaciones interfé no han sido una de las fortalezas de Benedicto y éste es especialmente el caso de los grupos religiosos involucrados en una dura competencia con la Iglesia católica en América latina, tales como la Santería y otras creencias de la diáspora africana y pentecostales”, explicó Chesnut.
En Cuba están registradas 54 denominaciones protestantes y evangélicas.
El cardenal cubano Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, reconoció a comienzos de mes que el Papa está en una misión cuando dijo que Benedicto XVI “está empeñado en revivir la fe” en países cristianos que “necesitan una nueva evangelización”.
La Iglesia católica, con voluntarios, ha estado durante años en el frente de los servicios sociales.
“Ella atiende a la gente que busca servicios para ancianos como alimentación, vestuario, los alimenta, (y) asea”, en un país con economía centralmente planificada en graves aprietos, en que la mayoría gana menos de 20 dólares al mes, dijo Uva de Aragón, ex directora de Estudios Cubanos en la Florida International University.
Estos servicios pueden permitir que la gente no pase todo el día esperando en una cola para obtener un alimento que escasea, añadió. “La Iglesia ha estado haciendo esto silenciosamente durante veinte años”.
El Papa visitará Cuba desde hoy hasta el miércoles para celebrar el 400º aniversario de la aparición de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona nacional. Benedicto XVI visitará su santuario en El Cobre, un pueblo rodeado de montañas cerca de Santiago de Cuba (sureste de la isla), y oficiará una misa en esta ciudad y otra en La Habana.
En Santiago de Cuba, el jefe comunista provincial, Lázaro Expósito, dijo a comienzos de este mes que los cubanos darán al Papa una cálida bienvenida, pero advirtió que no será autorizada ninguna manifestación política.
“Creyentes o no, estarán juntos en la acogida popular” al pontífice, dijo.
Cuba es el único país con régimen unipartidista en América y, aunque la mayoría de los cubanos no son católicos, la Iglesia ha emergido en los últimos años como el actor no estatal más influyente de la isla.
El arzobispado de La Habana participó en una mediación que permitió la excarcelación de presos políticos, pero algunos miembros de la oposición han sido críticos de su cooperación con el régimen.