El régimen norcoreano colocó en su plataforma de lanzamiento el cohete que supuestamente debe poner en órbita en los próximos días un satélite civil, pese a las protestas de países de la región y de Estados Unidos, que temen que se trate de un ensayo balístico.
Ayer, las autoridades norcoreanas organizaron para la prensa extranjera una inédita visita al centro espacial de Tongchang-ri (noroeste), para mostrar que el cohete Unha-3 no es un misil balístico, tal como afirman Estados Unidos y sus aliados, en particular Corea del Sur y Japón.
Las autoridades permitieron por primera vez a unos cincuenta corresponsales viajar en un tren especial al nuevo centro espacial construido en la península de Cholsan, a unos 50 kilómetros de la frontera china.
Los periodistas pudieron acercarse a menos de 50 metros del lanzador pintado de blanco, con letras color celeste, colocado en una plataforma instalada en una colina, a la espera del lanzamiento previsto entre el 12 y el 17 de abril.
Oficialmente, el cohete, de treinta metros de altura y 2,5 metros de diámetro, colocará en órbita un satélite de observación de la Tierra, el Kwangmyongsong-3 (Estrella Brillante), para recabar información sobre las cosechas, los bosques y los recursos naturales de Corea del Norte.
Los corresponsales extranjeros pudieron también ver de cerca el satélite, de cien kilogramos, con cinco antenas y paneles solares para alimentarse en electricidad.
Estados Unidos y sus aliados acusan a Corea del Norte de preparar de forma encubierta un ensayo de misil balístico.
“Decir que es una prueba de misil no tiene ningún sentido”, respondió Jang Myong-jin, jefe del centro espacial norcoreano.
“Este lanzamiento está planificado desde hace tiempo, para el centenario del presidente Kim Il-sung”, dijo. “No lo hacemos para provocar”.
El régimen va a organizar grandes festividades para este aniversario, que se cumple el 15 de abril, día del nacimiento del fundador de la República Popular Democrática de Corea, muerto en 1994. Su hijo Kim Jong-il le sucedió y murió en diciembre de 2011, dejando a su vez el país en manos de su hijo, Kim Jong-un.
El primer piso del cohete Unha-3 tiene previsto caer en el mar Amarillo, al oeste de la península coreana, y el segundo, en el este de Filipinas, sobrevolando una parte de las islas de Okinawa, en el sur de Japón.
Algunos países vecinos temen que la nueva administración de Kim Jong-un esté preparando un tercer ensayo nuclear.
El régimen norcoreano ya hizo ensayos nucleares en octubre de 2006 y mayo de 2009, ambos entre uno y tres meses después de probar misiles.
Según dijo ayer un funcionario surcoreano bajo anonimato, se están haciendo preparativos en ese sentido en la ciudad de Punggye-ri (noreste), donde se realizaron los dos ensayos anteriores.
“Las imágenes recientes de satélite nos llevan a concluir que el Norte ha estado excavando en secreto un nuevo túnel subterráneo en la instalación nuclear”, dijo el funcionario, añadiendo que la construcción de ese conducto parece estar casi completa.
Por su lado, Japón desplegó preventivamente misiles en el ministerio de Defensa, en el centro de Tokio, y movilizó buques de guerra con misiles interceptores. El primer ministro, Yoshihiko Noda, ordenó que el cohete sea destruido si amenaza el territorio del archipiélago.
Con esta nueva polémica como telón de fondo, las conversaciones sobre el desarme nuclear del régimen de Pyongyang, en las que participan las dos Coreas, Estados Unidos, China, Rusia y Japón, están congeladas desde diciembre de 2008.