Otra vez el sector de la construcción de luto: en la tarde de ayer, un obrero murió y otro resultó con politraumatismos al desmoronarse la pared de una excavación realizada para una obra de extensión de redes cloacales en Venezuela y Tupac Amaru, a metros de las vías del ferrocarril Mitre y de la avenida de Circunvalación, detrás del supermercado Coto. Los dos operarios siniestrados, que formaban parte de una cuadrilla de 10 integrantes, se encontraban retirando la bomba con la que habían drenado la zanja, de unos ocho metros de profundidad, cuatro de ancho y unos diez de largo, cuando se produjo el desprendimiento de tierra. De acuerdo con los datos recogidos en el lugar, y pese a los antecedentes en este tipo de trabajos, la obra no contaba con los obligatorios tabiques de seguridad –en general placas de aglomerado fenólico fijadas por travesaños– que apuntalan los laterales de los pozos para prevenir posibles colapsos de los mismos.
El obrero fallecido era Doroteo Riquelme, de nacionalidad paraguaya y de entre 32 y 35 años. Su compañero herido es Felipe Bertoni, del mismo origen y 42 años. Ambos fueron rescatados por los otros integrantes de la cuadrilla, y asistidos por el servicio de emergencias Sies. Pero pese a los esfuerzos de reanimación ejecutados sobre el primero de los hombres, éste falleció. El restante permanecía anoche en el hospital de emergencias Clemente Álvarez, sin riesgo de muerte pero bajo evaluación.
La obra en cuestión forma parte de un proyecto más amplio y está a cargo de la unión transitoria de empresa formada por las constructoras Werk y Obring, por encargo del Ente Nacional de Obras Hídricas y Saneamiento (Enohsa), de jurisdicción nacional y dependiente del Ministrio de Planificación Federal. Los trabajos tienen por objeto mejorar el servicio cloacal en barrios rosarinos como Empalme Graneros, 20 de Junio, Fisherton Centro, Antártida Argentina, Fisherton Sur y R, entre otros, además de alcanzar a buena parte de la vecina localidad de Funes, beneficiando a un total de 140 mil habitantes.
En el sitio del siniestro se trabaja desde hace dos semanas, y es el tramo final hasta el empalme de caños nuevos –de unos 60 centímetros de diámetro– con los ductos ya existentes. De hecho, la excavación se encontraba a metros de una cámara subterránea donde se concretaría la conexión de las tuberías. En el lugar se podían divisar anoche las dos grandes retroexcavadoras con las que se realizaba la excavación, que sigue la línea de la calle Venezuela. Justo en el medio de las dos máquinas se observaba el socavón: un gran agujero por debajo del pavimento del pequeño tramo de Tupac Amaru con el que finaliza esa calle al oeste de Circunvalación. Era el rastro dejado por el desprendimiento de tierra que, junto con el agua, cubrió a los dos operarios, a uno totalmente y otro en gran parte del cuerpo, aunque logró sobrevivir. Ambos intentaban retirar un equipo de bombeo, dispuesto para drenar el agua que brotaba de las napas subterráneas cubriendo el lecho de la zanja, al que luego deberían alinear para montar allí los caños cloacales.
Las tareas de peritaje para dilucidar lo ocurrido continuarán esta mañana, señaló personal del Ministerio de Trabajo de la provincia que, junto con Sixto Irrazábal, titular del sindicato de la construcción Uocra, eran anoche las únicas presencias detrás del supermercado Coto, además del sereno de la obra y trabajadores de medios de comunicación. Algunos obreros deslizaron la posibilidad de que el terreno haya estado soterrado por la presencia de una excavación paralela contigua. Pero, según la información recabada por personal de la cartera laboral santafesina, los laterales de la obra no estaban protegidos por los tabiques reglamentarios, que hubieran evitado el enterramiento de los trabajadores.
Avisos sobraban
Las muertes por derrumbes de tierra o lodo en excavaciones no son novedad en la zona, pero al parecer las medidas de seguridad, como el entabicamiento de las zanjas, continúan eludiéndose. A mediados del año pasado tres obreros fallecieron en dos siniestros de similar factura al ocurrido ayer: uno en la zona norte de Rosario y otro en Granadero Baigorria, ambos también en obras de redes cloacales.
El 5 de julio pasado falleció Miguel Ares, de 19 años, sepultado por el colapso de una zanja en la Ciudad Deportiva de Rosario Central, en Granadero Baigorria. Fue cuando tres obreros contratados por la empresa RB Obras y Servicios realizaban la tarea de enterramiento de caños.
Casi un mes antes, el 8 de junio, Ramón Crespo y Julio Lucero, quienes trabajaban en una obra de red cloacal en Herrera y Unión, en la zona norte de Rosario, fallecieron a causa del desmoronamiento e inundación en la zanja tras la rotura de un caño maestro de Aguas Santafesinas. Esa obra estaba a cargo de una unión transitoria de empresas formada por Pecam y Del Sol, que realizaban trabajos para la Dirección Provincial de Vivienda y Urbanismo.