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Enredarse para no enamorarse

La actriz Julieta Ortega habla de “No te enamores de mí”, la película que protagoniza junto a Pablo Rago y que centra su trama en la imposibilidad de una generación de formar lazos afectivos estables. La ópera prima de Federico Finkielstain, tendrá su estreno comercial el jueves.

 

Por Daniela Barreiro

 

La actriz Julieta Ortega en uno de los pasajes de la película "No te enamores de mí" que se conoce esta semana.

Con el foco puesto en una nueva generación de jóvenes-adultos que buscan vivir el “aquí y ahora” sin comprometerse con nada pero que, de todos modos, se enfrentan a los condicionamientos socio-familiares y a su propia dificultad para entregarse física y afectivamente a las relaciones sentimentales, se estrenará el jueves No te enamores de mí, ópera prima de Federico Finkielstain. El film está protagonizado por Pablo Rago, Julieta Ortega, Guillermo Pfening, Mercedes Oviedo, Violeta Urtizberea, Tomás Fonzi, Francisco Andrade y Ana Pauls, y cuenta con la participación especial de Luisina Brando.

En un formato de historias cruzadas, Sofía (Oviedo) se enamora de Martín (Pfening), el hermano de Maxi (Fonzi), nada menos que su novio. Alejandra (Ortega) y Sergio (Rago) se encuentran en pleno proceso de separación ya que si bien tienen un romance pasional (aunque clandestino) ella se siente vacía y decide darle una oportunidad a Juani (Andrade), su compañero de trabajo, quien hará lo imposible para conquistarla.

Pero también está Paula (Urtizberea), la esposa de Sergio, una brillante estudiante de psicología que a través de Luli (Pauls), su primera paciente, se dará cuenta de manera tragicómica de que ella misma no puede resolver los problemas de intimidad con su marido cayendo en la cuenta de que ya no están unidos y de que encontrar el amor en otro hombre puede ser una posibilidad.

Respecto de los enredos de No te enamores de mí y de su correlato con la vida cotidiana, la actriz Julieta Ortega habló con El Ciudadano, y además hizo mención al éxito de Graduados, la tira en la que participa por la pantalla de Telefé (de lunes a jueves a partir de las 21.15), y que se convirtió en el gran éxito de la temporada.

—¿Qué fue lo que te atrajo de la trama de “No te enamores de mí”?

—La propuesta me llegó el año pasado, me gustó que fuera una comedia romántica, algo muy distinto a todo lo que había hecho antes. Al personaje lo sentí bastante cercano a mí: una chica que puede verse en cualquier lado. También estuvo bueno que sea una especie de comedia coral en la que estamos todos contando lo mismo en un formato de historias cruzadas, unidas por algo o por alguien, pero en la que cada uno está realmente contando su propia historia. De hecho, hay personajes que no se ven nunca entre ellos.

—¿Qué puntos de contacto tenés con este personaje?

—Los he tenido en algún momento, pero no porque Alejandra esté en pareja con un hombre casado, sino por  el hecho de estar encerrada en una relación de la que no es capaz de salir. Son cosas que nos pasan a todos: estar en situaciones que no se sabe cómo pero igual se mantienen. Me siento identificada, más que nada, en esa sensación de estar en una relación equivocada.

—La película se mete en la vida de jóvenes-adultos que no pueden comprometerse con una relación estable, buscando vivir el “aquí y el ahora” sin compromisos, algo que tiene un punto de contacto con tu personaje en “Graduados” ¿Lo vivís de ese modo?

—Sí, con características distintas, pero sí veo que existe esa relación. En la tele, el personaje hace una especie de culto a ese estilo de vida, a no querer crecer, a no querer comprometerse con nada, y en este personaje también hay algo de no querer crecer y no querer hacerse cargo de los deseos propios, de no poder llegar a un estado de bienestar o de no poder reconocer las cosas que no te están ayudando a estar en ese estado. Quizás el personaje de la tele es un poco más extremo. Pero en ambos se ve que por no querer repetir la historia de sus padres intentan alejarse de eso y se acuerdan tarde de que en realidad no están en el lugar que quieren estar.

—¿Lo vez cómo un fenómeno social?

—Lo veo como algo bastante característico de mi generación, que pensamos que todo el tiempo nos estamos perdiendo cosas y vamos cambiando, pensamos que todo es posible y después, en realidad, nos damos cuenta de que no es todo tan fácil. Tiene que ver con esa historia de vivir la vida, de no atarte a nada y de no querer perderte de nada, hasta que un día te das cuenta que, a lo mejor, te perdiste mucho. En el caso de las mujeres, a veces es más difícil, porque nos sumergimos en esa búsqueda profesional, en tus cosas, sin compromisos, pero llega un momento que te das cuenta que querés otras cosas y que ya no hay mucho tiempo. El caso del amor es más fácil porque te podes enamorar en cualquier momento, en el caso de los hijos, hay una edad en la que uno dice: “¡Es ahora o nunca!”.

—Es la primera película como director de Federico Finkielstain ¿Cómo es trabajar con un operaprimista?

—Es la primera vez que trabajo con un operaprimista. Para mi fue grato trabajar con él por la libertad que nos brindó; siempre estuvo abierto a sugerencias, interesado en nuestras inquietudes. Hablé con él, incluso, con las dudas que me suscitó el guión; tuvimos ensayos, lecturas y muchas charlas tanto con él como con Pablo Rago; eso es algo muy rico para el actor.

—Además del film formás parte del elenco de “Graduados” ¿Qué es lo que ofrece la tira que genera el indiscutible éxito que tiene?

—Siento que tiene que ver con varias cosas, se produjo algo mágico. Es un programa que le gusta a gente de todas las edades por distintos motivos. Pero siento que el principal es que los argentinos tenemos algo con la melancolía, con todo lo que tiene que ver con el pasado, con los amigos, el rencuentro y el regreso de algunas historias. Hay algo fundamental que tiene que ver con los 80, los argentinos siempre tenemos cierta predilección por esa década por lo que fue; sobre todo, porque fue una época tan prolífica musicalmente, el regreso de la democracia, la vuelta al país de algunos artistas, el conocimiento de otros, sobre todo, entre el 85 y el 89. Además, y esto es algo que pasa también en la película, se muestra las vidas de estos personajes y cómo resultó todo después de tomar determinadas decisiones en las que siempre uno vivencia cosas pero también se pierde otras. También está el paseaperros que me parece un golazo porque es un personaje muy característico de Buenos Aires. Y el personaje de Martín (Gastón Soffritti), que es un adolescente con sus amores y sus historias de colegio.

—¿Cómo viviste la controversia que generó tu salida con una remera de los Sex Pistols en la que se puede ver una bandera de Inglaterra en el capitulo que se emitió el 2 de abril?

—Fue algo que jamás hubiésemos podido planear, el comentario de las vestuaristas al otro día era que si hubiésemos querido hacer algo así a propósito no hubiésemos podido. La verdad es que cuando grabás los capítulos no tenés ni la menor idea de cuándo van a salir, vamos grabando; sobre todo Nancy Dupláa y Daniel Hendler (los protagonistas de la tira) que se pasean por todos los decorados y por todas las situaciones todo el tiempo. Entonces, nosotros vamos haciendo escenas en las que ellos no están y eso hace que haya seis o siete capítulos adelantados pero abiertos. Nadie pudo planear que esa remera iba a salir al aire justo ése día, y la verdad es que viéndolo al aire a mi también me chocó. Después nos dimos cuenta que había varias escenas más grabadas con la remera, que Vero (el personaje que encarna Ortega en Graduados) iba a volver a usarla un par de semanas más tarde. Entonces volvimos a grabar una escena en la que se explicó un poco cual es la relación entre los Sex Pistols y mi personaje y el de Daniel Hendler. Se explicó que ellos, en realidad, estaban en contra de la monarquía, contra el régimen inglés. Fue una forma de explicar porqué yo tenía puesta esa remera, que había sido mala suerte que salga al aire ese día y que no había ninguna otra intensión detrás. El que sea el mismo personaje el que lo explique fue una idea de Daniel (Hendler). Porque a veces se confunde un poco a la persona con el personaje, y cuando pasó todo eso me hablaban a mí como si yo fuera quien se puso la remera, y la verdad es que no es parte de mi ropa, era una remera que, de hecho, estaba en el canal, y que nos pareció atinada para el personaje.

 

 

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