La Comisión de Libertad de Expresión y Formación Profesional del SPR expresó su profunda preocupación, y a la vez el repudio, por la agresión de la que fue víctima la periodista Beatriz Priotti cuando cubría las alternativas de la concentración de taxistas que se reunieron en las escalinatas de la sede Rosario del Gobierno provincial. Allí una pregunta formulada por Priotti al secretario general del Sindicato de Conductores de Taxis, Horacio Boix, generó la ira de algunas de las personas que estaban en el lugar, quienes le propinaron empujones e insultos del más diverso calibre. La preocupación se hace extensiva a la actitud de Boix, quien si bien no atacó a Priotti tampoco intervino, en su responsabilidad de dirigente sindical, para que prime el sentido común y los taxistas no atacaran a la periodista dependiente de LT8.
Priotti llegó alrededor de las 10.30 a la puerta de la sede Rosario de la Gobernación donde estaba Horacio Boix y un grupo de taxistas. Allí recogió el testimonio del secretario general del sindicato que nuclea a los peones de taxis, mientras que ante una pregunta de la periodista y que Boix respondió, varios de los hombres allí congregados reaccionaron con violencia empujándola e insultándola. Priotti ingresó luego al edificio donde entrevistó al secretario de Seguridad, Marcos Escajadillo, y cuando se retiraba fue nuevamente agredida e insultada, tanto que debió ser acompañada por policías hasta la radio ubicada en calle Córdoba al 1800.
Desde esta Comisión no sólo expresaron la solidaridad con Beatriz Priotti sino que sostienen con firmeza que ningún sector social puede arrogarse el derecho de decir qué puede preguntar o no un periodista y ejercer, además, la violencia contra una trabajadora como forma de venganza ante algo que no le gustó. Conviene recordar, entonces, que los periodistas no trabajan para un sector en particular y que no son auxiliares de corporaciones varias, como tampoco de la policía ni de la Justicia.
La Comisión del SPR es respetuosa de la decisión que toma cada sector de trabajadores, los taxistas en este caso que pararon sus actividades porque dos de sus compañeros, que no estaban trabajando pero circulaban por un humilde barrio de la zona oeste de la ciudad, resultaron agredidos, uno de ellos baleado.