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La mala alimentación

Por Laura Hintze.- Para el médico chileno Fernando Mönckeberg, la desnutrición no es sinónimo de morir de hambre, sino que se trata de “un problema oculto”.

En el marco del XV Congreso Latinoamericano y del Caribe de Nutricionistas, que se desarrollará hasta mañana en la ciudad, se realizan distintas actividades con la participación de especialistas de diversos países. Una de ellas tuvo lugar ayer con el chileno Fernando Mönckeberg, quien lideró en su país un programa integral que logró erradicar la desnutrición infantil. La charla, organizada por la Fundación Camino, contó con la participación de la intendenta de Rosario, Mónica Fein, Ricardo Hara (presidente de Solidagro y gestor de Nutrición 10 Hambre Cero), Sergio Britos (presidente del Comité Científico del Congreso de Nutrición), además de la presencia de Ivonne Rouillon, presidenta y referente de la Fundación Camino.

El eje de la disertación de Mönckeberg estuvo en proponer una nueva perspectiva sobre el concepto “desnutrición”, tomándolo no como sinónimo de “morir de hambre” sino de mala alimentación. Todo, explicado a partir de su experiencia en Chile.

La actividad se llevó adelante en el Dock Café (en la Torre Nordlink de Puerto Norte), durante un desayuno amistoso e informal –los disertantes ni siquiera tuvieron micrófono– entre los representantes de grandes empresas e instituciones de la ciudad. Así, entre medialunas y café con leche, de espaldas al río y en uno de los lugares “nuevos” de la ciudad, la charla de la mañana giró en torno a cómo articular políticas públicas, privadas y de organizaciones no gubernamentales en relación con la erradicación de la desnutrición.

El doctor Mönckeberg está a punto de cumplir 86 años y no los aparenta en nada. Lo único que delata su edad es el relato de su experiencia: 60 años de historia en la lucha contra la mala alimentación en su país. En concreto, la propuesta del médico chileno se basa en considerar a la desnutrición como un problema de mala alimentación, no de “morir de hambre”. Mönckeberg parte de la idea de que los primeros tres años de vida son determinantes para lograr el desarrollo del potencial genético en las personas, y que por lo tanto es necesario preservar su salud y nutrición. Su experiencia chilena podría resumirse en “para un nuevo Chile, nuevos chilenos”.

“Yo llamo al problema de la desnutrición y su impacto como un ‘problema oculto’. Hay que hurgar y ponerlo en evidencia, porque sino pasa inadvertido, como si fuera algo normal. Al exponerlo, necesariamente se va tomando conciencia de su existencia, de forma tal que pasa a ser un problema político y la solución llega por naturaleza”, expuso el chileno.

“Yo no creo que en Argentina haya hambre, sí una mala alimentación en un sector determinado de la población.  Cuando alguien tiene un ingreso bajo, va a buscar alimentos que le llenen el estómago y sean más baratos, no lo que necesita para su desarrollo. La gente no tiene hambre. Tener hambre es una sensación dolorosa del estómago que es insostenible. Uno puede tener hambre en un momento determinado, por un fenómeno natural, por una sequía o por un fenómeno provocado por el hombre. Pero tiene que solucionarse en 20, 30 días, porque es insoportable. El hambre como eslogan en Argentina no va a prender”, explicó.

Para  Mönckeberg, Argentina es un país con “tremendas potencialidades, pero con desigualdades”. Resolver esto se logra a partir del reconocimiento del problema y de la posibilidad de solucionarlo. “No hay que olvidarse de que estamos en un lugar tan bonito, con este paisaje, por donde pasan todos estos automóviles, pero que detrás de esto hay otra realidad. Creo que cuando se llega a estar consciente de esto, cuando se llega a esa solidaridad, se está en camino de la solución”, indicó.

La intendenta Mónica Fein, por su parte, resaltó la importancia de discutir cómo garantizar que cada niño y niña de la sociedad tenga igualdad de posibilidades, “sobre todo en un país como éste, que tiene tantas posibilidades, tantas potencialidades, que es capaz de exportar tantos alimentos al mundo”.

Así, manifestó la responsabilidad del Estado, tanto municipal como provincial y nacional, de asumir un compromiso de trabajo en común, y de garantizar el derecho a una vida digna, a una alimentación, a poder desarrollarse plenamente en una sociedad que lo cuida. “¿Qué mejor manera de empezar un congreso que hablando de un desafío que no es sólo de aquellos que tienen saberes específicos, como los nutricionistas o especialistas, sino que es también una responsabilidad de la política pensada como política de Estado, que garantiza un trabajo hacia el cumplimiento de los derechos”, manifestó la intendenta.

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