Casi 300 familias en Rosario son acompañadas en los cinco Centros de Acción Familiar (CAF) que brindan asistencia alimentaria a chicos de 0 a 13 años. Pero además de cubrir la necesidad básica, apuntan a encauzar otras problemáticas sociales –vivienda, violencia sexual o de género, precarización laboral– del entorno familiar a través de trabajadores sociales. El gobierno provincial está realizando una prueba piloto en varios CAF para ampliar la franja horaria y etaria. En plan de restructuración de los 29 espacios en toda la provincia, en su mayoría ubicados dentro de la ciudad de Santa Fe, se propondrá un marco regulatorio y abrirá concursos para profesionales. En la actualidad estas instituciones, que fueron creadas bajo la segunda presidencia de Perón, poseen cinco sedes en distintos distritos de Rosario.
Con historia
Estela Rodríguez dirige el CAF 2, ubicado en Avenida de los Trabajadores 961, frente al Parque Alem, en la zona norte. En la actualidad, este CAF está en refacción edilicia gracias a una esperada partida económica. Hace tres años que de lunes a viernes –los fines de semana los CAF rosarinos no funcionan– recibe casi 80 niños de hasta 13 años para cuidarlos, brindarles dos comidas (desayuno y almuerzo) y hasta asistirlos con las tareas de la escuela. A veces la franja etaria de atención se extiende para asegurar que los chicos terminen la primaria. Como cada CAF responde a realidades barriales, el número 2 no es la excepción y es ejemplar para conocer el camino del dispositivo social creado en la década del 50 –para asegurar la inserción laboral de la mujer con hijos a la incipiente industria nacional– hasta la actualidad. “No estamos insertos en el barrio, sino que recibimos a los chiquitos de las mujeres que trabajan en la zona como empleadas domésticas, por ejemplo”, dice Rodríguez.
A pesar del revuelo de pañales, mamaderas y juegos, los CAF que reciben a 300 niños por día en cinco puntos de la ciudad no son sólo guarderías según sus directores.
En realidad, repiten cual consigna los involucrados, se trabaja con la familia entera. Los chicos llegan al CAF porque su entorno reviste cierta problemática que sólo puede ser abordada por un trabajador social.
“La demanda siempre está ligada a otros problemas. Algunas madres vienen y desean el ingreso de sus chicos porque están en situaciones de hacinamiento, problema habitacional que derivamos al Servicio Público de la Vivienda (SPV). Otras por un entorno agresivo, se van de la casa y no pueden cuidar a sus chicos, lo que delata un caso de violencia de género. Se las acompaña a Tribunales. Es más profundo que alimentar”, detalló Rodríguez. Si bien cada CAF es un mundo, la tónica es mantener dentro del personal a profesionales, entre ellos trabajadores sociales, psicólogos y hasta enfermeros.
Mientras esperan la finalización de las obras de refacción edilicia, el CAF que dirige Rodríguez está funcionando en el CTR 6 (Centro Territorial de Referencia), ubicado en Juan B. Justo y Travesía. Justamente un ex Centro Crecer, herramienta impulsada por Hernes Binner en su primera intendencia para afrontar la misma problemática en barrios periféricos al centro de la ciudad. Pero para la directora y el resto de los funcionarios provinciales ligados a los centros, no existió ni existirá competencia con los ex Crecer por las diferencias de cantidad de beneficiarios y “la capacitación de los profesionales que trabajan en una y otra”.
Una de las funciones del CAF como dispositivo es la educación de padres o referencias afectivas. “Trabajamos con madres solteras, abuelas a cargo de los chicos y hasta padres solos. No siempre se trabaja con la familia de origen. El año pasado incluimos un taller de cocina y con la ayuda del Instituto del Alimento pudimos asesorar a los adultos sobre cómo y qué poner sobre la mesa”, ejemplificó Paula Cimarrostro, directora del CAF 1, ubicado en Arijón al 600.
La espera
“Las necesidades en Rosario son muchas”, lamenta Rodríguez. “Sobretodo para lo que significa la primera infancia, desde meses hasta los 3 años y previo al comienzo del jardín de infantes”, agrega. Otra franja, siempre según explicaron los entrevistados, es entre los 8 y 10 años, donde se registran situaciones conflictivas con el estudio. Una de las coordinadoras de los CAF, Lorena Bulacio, señaló sobre la demanda: “Sólo en lista de espera en el CAF de Ludueña hay 97 chicos. Es claro que hay muchos barrios que necesitan del CAF pero no es cuestión de aumentarlos porque sí y engrosar la lista de empleados públicos. Se debe armar con el mismo criterio de calidad que está vigente y eso requiere de planificación más puesta en valor del personal”, graficó la funcionaria, quien junto a Sonia Bossio regulan la actividad en los cinco CAF rosarinos.
Sobre la alta demanda, aunque siempre ligada a distintas realidades barriales, Cimarrostro explicó que la restructuración –ampliación de franja horaria y etaria– está relacionada también con la necesidad de contener a chicos de 8 a 13 años, ya que es la edad en la que algunos se involucran en la economía delictiva del narcotráfico. La modificación horaria sería para incluir talleres para adolescentes entre las 13 y las 16 horas, lo que no alteraría la contención de los niños durante el turno mañana.
Además de ampliar horario y franja etaria, estas instituciones, tal como anunció hace semanas la Dirección Provincial de Coordinación de Proyectos Sociales del gobierno santafesino, buscará adecuarse a los nuevos paradigmas propuestos por la ley nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes –26.061– a la que la provincia adhirió en 2008.
Fuentes del gobierno provincial aseguraron que están armando un marco regulatorio para los CAF. Esto está acompañado por los concursos abiertos para los profesionales que trabajan y quieren revalidar su lugar más aquellos aspirantes. “Es un trabajo que se hace con mucho amor y muy profesional. Confiamos que seguirá de la misma manera”, apuntó la directora Rodríguez.
