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Los últimos gorjeos del Zorzal

Por Rubén Alejandro Fraga.- Hace 77 años Carlos Gardel cantaba en público por última vez, un día antes de su trágica muerte.

Hace 77 años Carlos Gardel cantaba por última vez. Fue el domingo 23 de junio de 1935 en una emisora de radio de la ciudad colombiana de Medellín, donde el Zorzal Criollo falleció trágicamente al día siguiente, cuando el avión en el que viajaba con sus acompañantes chocó con otro cuando carreteaba para el despegue y se incendió.

El último tema que Gardel interpretó en público fue “Tomo y obligo”, tango de 1931 con letra de Manuel Romero y música suya. No era un tema más de su repertorio: lo había cantado en la película Luces de Buenos Aires, de 1931, la primera cinta que Gardel filmó para los estudios Paramount, en Francia, y a partir de ese tango nació su fama como intérprete internacional.

Según algunos investigadores Charles Romuald Gardès nació en Toulouse, Francia, el 11 de diciembre de 1890. Según otros, nació en Tacuarembó, Uruguay, el 11 de diciembre de 1887. De lo que no hay dudas es que vivió junto a su madre, Berta Gardès, en Buenos Aires desde 1893, en un inquilinato de la calle Uruguay 162, en el Abasto, entre los barrios porteños de Almagro y Balvanera.

Desde pequeño comenzó a ser reconocido por su canto, y se hizo famoso como el Morocho del Abasto. El payador José Betinotti le dio un nuevo apodo que también se hizo popular, el Zorzal Criollo, y lo motivó a cantar.

“Los payadores y milongueros anteriores a él habían canturreado casi en voz baja, con una entonación entre lo cantado y lo oral; Carlos Gardel fue acaso el primero que dejó ese desgano y cantó con toda la voz”, señaló Jorge Luis Borges en el prólogo del libro Carlos Gardel de Carlos Zubillaga.

Ilustración: Facundo Vitiello.

“Rosario, Montevideo y Buenos Aires son los tres lugares que se han disputado el nacimiento del tango”, afirmó Borges en dicho prólogo, donde definió al tango y a Gardel como inseparables y aludió al desarrollo temático representativo de las ciudades puerto, ciudades de melancolía, donde cada corazón de barco encierra el misterio del adiós.

Gardel vino a Rosario por primera vez en 1914 junto con José Razzano, el Oriental, y actuaron en el desaparecido teatro Colón, que estaba en la esquina nordeste de Urquiza y Corrientes, cuenta Roberto Ríos en su obra Mis 40 años junto al Zorzal. Un año después se registró una conocida foto del dúo Gardel-Razzano realizada en algún estudio rosarino.

El Morocho del Abasto volvió a la Chicago Argentina en 1916 y actuó, entre el 20 y el 27 de julio, en el teatro La Comedia, Mitre 948, junto a la compañía de Enrique Muiño. Hacia fines de ese mismo año volvió a Rosario, esta vez junto a Luis Arata, y logró un gran éxito con Razzano en el teatro Politeama, de Mitre 748.

En su libro El Rosario de Satanás, Héctor Nicolás Zinni fija una actuación del dúo Gardel-Razzano en 1917, en el café La Bolsa, de San Martín al 600. Pero tan poco gustaron los cantores que allí mismo, mientras el dúo cantaba, el empresario llamó a un mozo y le dijo: “Mirá, cuando terminen esos dos, dales estos pesos y que se vayan”. ¡No tenía la menor idea de a quién estaba echando!

Sin embargo, ese fracaso se convirtió después en otras actuaciones de triunfo, a razón de mil quinientos pesos diarios, y luego Gardel solo, en la  sala inaugurada en agosto de 1927 con el nombre de Cine Varieté La Bolsa, en San Lorenzo 1239, donde hoy funciona el teatro Broadway.

También se cita una actuación de Gardel en el Palace Theatre, en noviembre de 1922 y otras presentaciones en 1924 y 1927; en este último año canta ante los micrófonos de Broadcasting L.O.G., que estaba en los altos de una desaparecida casona en Presidente Roca 770. En enero de 1930 se registró una presentación en el teatro Varieté de Rosario.

Entre el 3 y el 12 de junio de ese mismo año Gardel actuó en La Comedia. También por 1930 Gardel vino a Rosario movido por una de sus pasiones, el turf. En Fisherton estaba el haras Ascot, donde un caballo de su propiedad, Lunático, era pensionista. En una de sus visitas al Hipódromo Independencia, Gardel también se hizo tiempo para ver fútbol y se cruzó hasta el estadio de Newell’s Old Boys. Allí su estampa quedó inmortalizada en la vieja platea leprosa junto a sus guitarristas Guillermo Barbieri y Ángel Riverol y al periodista rosarino Justo Palacios, alias Pollo.

En abril de 1933, Gardel se presentó por última vez en Rosario, en la sala del hoy Broadway. Para su despedida dejó a los rosarinos un estreno: el tango “Silencio”.

Aunque mañana se cumplirán 77 años de su muerte, nadie duda que Gardel “cada día canta mejor”.

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