Desde hace más de medio siglo, cuando la primera casa fue habitada por una familia obrera, hasta la actualidad, barrio Acindar no dejó de transformarse. Está delimitado al norte por las vías del ex Ferrocarril Mitre, al sur por el antiguo trazado del Ferrocarril Belgrano, al este por la avenida Ovidio Lagos y al oeste por bulevar Avellaneda. Y desde hace tres años, un grupo de vecinos se ocupa de cambiar el barrio. Uno de los principales proyectos es declarar patrimonio arquitectónico, cultural e histórico de la ciudad al ícono del barrio, el tanque de agua, que fue la primera construcción que se hizo y es un emblema del barrio.
—¿Qué proyectos tienen?
—Uno de los planes es la restauración y remodelación del tanque de agua, que fue la primera construcción que se hizo en el barrio, las obras se iniciaron en 1951: en planta baja, quedaría la sala de recepción, la secretaría del centro de jubilados, de la vecinal, la cocina, el baño y el depósito; en el entrepiso la sala de reuniones; en el primer piso la isla digital, la biblioteca virtual y la radio comunitaria; el segundo piso quedaría a construir: la sala de exposiciones y talleres culturales como por ejemplo, teatro, música y canto con una torre-mirador, a acondicionar, con sala de encuentro, lectura y contemplación, la antena de la radio, antena wi-fi, cámara web. Necesitamos restaurar las tejas, las ventanas y rediseñar la plataforma que rodea el tanque. Falta pintura exterior e interior, iluminación externa e interna, instalación de gas, un ascensor para que llegue a la torre. Rediseñar el entrepiso y la construcción de una escalera que llegue al primer piso. En la primera etapa, queremos hacer la refacción del primer piso y principalmente, que el centro cultural del barrio lo sientan como propio tanto los chicos como los padres.
—¿Qué significan los centros de manzana?
—Cada centro de manzana se caracteriza por algo en particular, uno es un rosedal, otro tiene cítricos, las casas no tenían demasiado fondo y era un lugar de encuentro para la familia. La idea es recuperarlos como tal y la ciudad también tiene que tomarlo como propio, no hay en otro lado este tipo de manzanas. Una alternativa sería incorporarlos al circuito turístico de Rosario. Trabajando junto con el distrito, que nos ayudó mucho, se colocaron los juegos para chicos, mantienen el césped, y queremos hacer un circuito aeróbico con cancha de fútbol.
—¿Qué función tenía la fábrica?
—En 1942 comenzaron a construirla. Promovía muchas actividades y espacios públicos por ejemplo, los centros de manzana que son espacios municipales construyó la escuela, eran otras épocas en la cual la fábrica tenía un sentido social fuerte.
—¿Qué actividades realizan?
—Hay un taller de teatro para niños que lo coordinan tres profesores hace cuatro años, con chicos de 7 a 13 años y hay otro para adolescentes. Trabajamos con los chicos de la zona, hacemos difusión del taller en las escuelas tanto públicas como privadas. Con los chicos, hacemos muestras a mitad de año y otra cuando termina. Está bueno el intercambio porque vienen chicos de todas clases sociales. Hay un grupo de chicas que enseñan ritmo, otra profesora da clases de canto y guitarra, otra de apoyo escolar. La idea es pensar en la vecinal como un lugar para incorporar la vida social.
—¿Tienen propuestas sobre educación?
—Estamos trabajando en un proyecto educativo junto a empresas de la zona, para chicos de tres a seis años. Es un programa internacional de educación temprana, junto con la Fundación Minetti –creada en 1987 para brindar apoyo a proyectos e iniciativas que ayuden al desarrollo integral de las personas y organizaciones de la sociedad civil– con un proyecto específico para los chicos del barrio. Será abierto y la experiencia piloto comienza con nosotros.
—¿Cuándo nació la sociedad vecinal?
—Fue fundada el 19 de diciembre de 1965. Lo importante es incorporar a los jóvenes, así la historia del barrio se mantiene viva y sea traslada de generación en generación, sino no pueden tomar como propio la iden6tidad del barrio.
