Una nueva edición de Mate, Memoria y Mural restituyó ayer por la tarde la tradicional pintada colectiva en las paredes del colegio San José que recuerda los nombres de desaparecidos ligados a gobiernos de facto en la ciudad. El Colectivo de Ex Presos Políticos y Sobrevivientes, encargado de la iniciativa, lo había realizado en marzo del 2007 y el año pasado fue tapado. Participaron familiares directos de los desaparecidos y militantes jóvenes de distintas agrupaciones. “Si lo tapan de nuevo, volveremos a pintarlo”, arremetieron desde el Colectivo.
Nombre y apellido en látex blanco. Al costado, su símbolo político partidario en color rojo. Ayer casi 500 identidades volvieron a formar parte del trazado urbano del centro rosarino. Responden a víctimas de los gobiernos de facto desde mitad del siglo XX en la ciudad que fueron relevadas por las distintas investigaciones de Derechos Humanos durante los últimos 10 años. Fueron pintadas por familiares y compañeros de las víctimas más militantes jóvenes en la pared que va desde la esquina de España y Jujuy hasta mitad de cuadra.
Precisamente en ese espacio estaba hasta hace un año un mural de similares características que fue tapado. Y más, sobre la consigna habitual del colectivo que encabeza las pintadas –“Murieron para que la patria viva”– personas no identificadas escribieron con aerosol la reaccionaria frase: “Si ellos vivían, la patria moría”. En ese momento, empezó la tarea logística para reincorporar las identidades políticas individuales del nebuloso universo “desaparecidos” que transitaron por Rosario desde la década del 50.
Según los activistas, el mural “habla solo”. El impacto de los nombres y por consiguiente historias relacionadas a desapariciones políticas sobre el transeúnte ha llevado a nuevos contactos por parte de familiares y amigos que se acercaban para agregar casos. “Muchos vecinos se acercan cuando estamos pintando y nos cuenta cómo fue. Que conocían a la víctima y a su familia. Que falta tal o cual nombre, que también militaba con ellos y desapareció”, recordó Horacio Dalmonelo, integrante de la UES en la década del 60 y miembro del colectivo. Tras un entrecruzamiento de datos en los registros de las agrupaciones de Derechos Humanos, se confirmaron 500 nombres de la ciudad y alrededores. Entre lo más valioso de la investigación, el colectivo destacó la Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Personas Desaparecidas que lleva adelante el Equipo Argentino de Antropología Forense junto con el Estado para la identificación de desaparecidos entre 1974 y 1983.
Generación 2000
El Colectivo de Ex Presos Políticos y Sobrevivientes de Rosario comenzó hace 12 años y reunió a víctimas, familiares, compañeros y amigos de desaparecidos en los últimos 60 años. En gran parte, gracias a las iniciativas de distintos investigadores de Derechos Humanos ligados con las agrupaciones Hijos, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y sus respectivas luchas. El grupo de investigación de la profesora y militante Silvia Bianchi reunió a víctimas y familiares del Servicio de Informaciones, también conocido como “El pozo” y actual edificio para reparticiones del gobierno provincial. Entre 2001 y 2003, el grupo de estudio y apoyo para sobrevivientes sumó familiares de desaparecidos que querían visitar los lugares de torturas y reclusión. Tras años de trabajo, llegó el primer mural. La idea de pintar vino de un hecho puntual: el asesinato de Ricardo Amarilla y Lalo Rossi el 7 de septiembre de 1976. Ambos militantes de la UES fueron atacados en La Paz y Corrientes mientras pintaban la consigna “Hagamos de cada colegio un fortín montonero”. “Ya que ellos estaban pintando, nos pareció un buen homenaje”, abundó Dalmonelo. Desde esa pintada, el colectivo hizo 54 murales en espacios donde ocurrieron secuestros o asesinatos ligados a las dictaduras militares desde la Revolución Libertadora. La mayor parte puede conocerse a través del sitio web http://colectivoepprosario.blogspot.com.ar.
También decidieron contrastar “la política de memoria de los organismos de derechos humanos”, que en líneas generales era reticente a mencionar qué militancia practicaba el desaparecido. “Recuperarlos con su identidad política nos pareció necesario para reencontrar las voces y devolver la complejidad de la época. No era que uno estaba ahí porque tenía sueños, sino por su compromiso con un proyecto político”, explicó Lucía Bruger, integrante del colectivo. Esto generó quiebres, por lo que se utilizó el esquema de un “colectivo”: un espacio con ejes comunes del que se puede “bajar y subir cuando se quiere”.
El próximo objetivo del colectivo es replicar la iniciativa en localidades aledañas a Rosario, como San Lorenzo y Casilda.