El lateral derecho de Rosario Central, Paulo Ferrari, aseguró que quería «seguir en River cuando el club descendió, pero se decidieron por otros, aunque mi salida no se debió a un tema económico».
«Me fui de River después de que descendimos porque se decidieron por otros jugadores, aunque yo quería seguir», sostuvo Ferrari en una entrevista con el programa radial Deportivo Télam.
«Es cierto que no me puse de acuerdo con los dirigentes por un tema contractual, pero no se trataba de algo económico sino de un asunto personal. Con el presidente Daniel Passarella tuve un trato normal», resaltó.
El «Loncho» indicó que River «es un gigante a nivel mundial. Yo siempre soñé con jugar allí. Y Matías Almeyda también quería que me quedara. Pero el peor recuerdo que me quedó del club fue el hecho de haber descendido».
«Después, cuando me fui, enseguida apareció Rosario Central (el club donde surgió) y no dudé, porque vine a dar una mano para ascender, pero después de hacer un gran torneo no se logró el objetivo. Por eso quiero quedarme un año más, ya que debemos volver a primera», advirtió.
«Pero el descenso de River no se debió a lo acontecido en el último años sino en los dos anteriores. Juan José López es una gran persona que dio la cara en un momento muy difícil y no fue responsable de eso», argumentó.
Ferrari indicó que en River cosechó «varios amigos como Daniel Vega, Leonardo Ponzio, Nicolás Domingo, el propio Almeyda y, antes, Marcelo Gallardo».
«Otra gran persona que conocí este año, pero en Central, es Juan Antonio Pizzi. Con él como entrenador nos sentíamos respaldados. Yo aprendí mucho en todo de este tipo extraordinario», reconoció.
«La hinchada de Central hoy está dolida porque se hizo un gran esfuerzo y no se alcanzó el objetivo, algo diferente a lo que sucedió cuando se descendió. Entonces la gente estaba golpeada y enojada», describió.
Finalmente Ferrari afirmó que no baja «los brazos» respecto de una potencial transferencia al fútbol europeo. «En algún momento me quiso el Espanyol, de Barcelona, pero River no me dejó ir. Ahora, a los 30 años, se que la vida da muchas vueltas y esa posibilidad puede volver a aparecer».