Consumir un menú diario en una cadena de hamburgueserías equivale a ingerir dos comidas y media caseras e implica excederse en un 18 por ciento en el aporte calórico y en el requerimiento de sodio, según una investigación que analiza las consecuencias que este tipo de alimentación tiene para la salud infantil y adolescente.
Además, explica que en un año se gastan 14.128 pesos en un tratamiento de salud para un adolescente con sobrepeso u obesidad, en tanto el gasto anual en comida fast food asciende a 4.320 pesos.
Estos datos se dan en un contexto donde el 26,2 por ciento de la población infanto-juvenil de Argentina –1.835.806 chicos– tiene sobrepeso y obesidad.
El estudio “Fast Food y obesidad: una alternativa equivalente”, es una iniciativa de la Fundación Daat, especializada en el tratamiento de la obesidad y la diabetes, y se realizó en base al análisis del menú típico más consumido por los adolescentes en los tres sitios de comidas rápidas de origen estadounidense más populares en Argentina.
Se eligió un menú compuesto por una hamburguesa, papas fritas y gaseosas de tamaño grande, al que se sumaron dos aderezos, comida que se comparó con los requerimientos y recomendaciones diarias nutricionales para chicos de 11 a 18 años.
De acuerdo al informe, los adolescentes consumen un 103,5 por ciento de sal con este solo menú “cubriendo lo que se recomienda de sodio para un día entero”, explicó a la agencia Télam la médica nutricionista Viviana Baranchuk, directora de la Fundación y de la investigación.
En cuanto a la ingesta de grasas, un chico consume “más de la mitad de las grasas que debiera consumir en el día, un 60,2 por ciento”, de las cuales el 24,1 por ciento son saturadas “es decir, las que más se relacionan con eventos cardiovasculares y favorecedoras al desarrollo de depósito de colesterol en las arterias”.
También el menú analizado aporta un 45,9 por ciento de calorías “cuando en realidad una comida debiera aportar un promedio de 25 a 30 por ciento del requerimiento energético diario”.
La indagación también plantea equivalencias que determinan que un menú fast food (denominación en inglés para comida rápida) diario es igual a 2,5 comidas, lo que implica que en un mes se hayan consumido 18 comidas de más, y en un año, 216 extras.
Siguiendo esta lógica, en un año son “68.832 las calorías de más; 129.600 los miligramos de sodio extra, que es lo mismo que 324 gramos de sal de mesa, y 2,5 kilos de grasa en exceso”.
“Nuestro objetivo es impulsar un cambio nutricional, reducir las complicaciones cardiovasculares como infarto de miocardio, diabetes 2, obesidad, hipertensión arterial, hipercolesterolemia, trastornos renales y otras dolencias, para generar a largo plazo una población con mejor calidad de vida”, enfatizó la médica.
El menú rápido se comparó con dos comidas y media sanas que incluyen un churrasco de 250 gramos, una ensalada mediana de tomate y zanahoria, otra de lechuga, repollo y remolacha aderezadas con dos cucharadas de aceite, un pan o dos rodajas de pan lactal, una manzana, una naranja, dos fetas de queso y un vaso de leche descremada.
“Estos alimentos naturales aportan menor cantidad de sodio, nutrientes de mayor calidad, fibras, y muestran una sustancial reducción de grasas saturadas y mayor cantidad de ácidos grasos esenciales”, señala el estudio.
La investigación también indaga en los costos anuales en salud que implica el tratamiento del sobrepeso y la obesidad en un adolescente.
Según la Fundación, el precio asciende a 14.128 pesos, suma que incluye consultas con médicos clínicos, nutricionistas, estudios en laboratorios, electrocardiograma y gimnasia.
Además, suma un estimativo de gasto de un menú fast food, el cual indica que si se compran tres por semana, se estarían gastando 4.320 pesos en un año.
“Nuestro deseo es incentivar y promover mejores hábitos alimenticios, para que, a largo plazo, nos encontremos con individuos más sanos, con menores costos de salud, con disminución de la discapacidad laboral y un aumento en la expectativa de vida”, aseguró la especialista.