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Rosarina para toda la vida

Talento local. Claudia Cantero habla de su buen momento profesional tanto en el teatro como en el cine, la actriz prepara un varieté dramático con un grupo de actores de un taller, en espacio Bravo.

Por Miguel Passarini

La talentosa actriz, directora y docente rosarina regresa a la ciudad cada miércoles para dictar un taller.

Con una carrera que ya lleva una década en Buenos Aires, donde además del teatro ha incursionado en el cine (ver aparte), la talentosa actriz, directora y docente rosarina Claudia Cantero vuelve cada miércoles a su ciudad para dar forma a un taller para actores en Espacio Bravo (Pasco 1714) del que saldrá el montaje de un varieté de corte dramático.
“Siento que uno es rosarino para toda la vida, y eso implica regresar siempre, volver, producir acá, más allá de que he estado viajando de una ciudad a la otra en los últimos diez años”, adelanto Cantero en diálogo con El Ciudadano.
“Algunos de los integrantes del taller me preguntaban cuál es mi método, y yo siento que soy una buena provocadora, y eso es lo que en definitiva la gente viene a buscar a mis talleres: que yo los cuestione para que aparezcan sus formas expresivas más potentes, más feroces, yo trabajo mucho con la ferocidad, y siento que algo de eso siempre hace falta en el teatro”, detalló la actriz en relación con un modo de comprender el hecho teatral que la emparienta con nombres como los de Alberto Ure, Cristina Banegas o Ricardo Bartis, con quien planifica un nuevo espectáculo.
Respecto de su regreso a la actuación con Bartis como director, adelantó: “Siento que extraño algo del modo de trabajo de Ricardo Bartis, de su dinámica; como directora o actriz siempre estoy volcada al teatro más político, y en este momento tengo ganas de pensar una especie de revisionismo sobre un tema particular que necesita de la mirada de Bartis, tal como pasó con De mal en peor y la dramaturgia de Florencio Sánchez”.
Con relación al taller que semana a semana la trae de regreso a Rosario, la actriz explicó: “Estoy trabajando con actores con alguna formación, y la idea es armar fragmentos con el objetivo final de montar un varieté dramático; sería como un compendio de momentos de cierta intensidad. A su vez, el proyecto tendría como colofón que esos momentos dramáticos deriven en textos audiovisuales con la intención de generar contenidos de ficción para televisión a partir de la actuación. Siento que hay tantos actores que producen sus propios textos, y tan poca gente que escribe para proyectos audiovisuales, que sería interesante ver qué pasa con ese cruce”.
La actriz habló además de su experiencia como una de las protagonistas de La familia argentina, de Alberto Ure, con dirección de Cristina Banegas, donde compartió escenario con el también rosarino Luis Machín. “Vi el espectáculo en Rosario en versión de Rody Bertol; fue algo que se me ocurrió luego de esa función. Pensé en Ure, un maestro para todos nosotros, del que había leído tanta teoría, y ahora estaba este texto que no era muy conocido. Me pareció arriesgado, tremendo, de una gran provocación; así nació el proyecto, porque además yo quería tener una experiencia en el teatro un poco más comercial, sin llegar a ese teatro que parte de lo comercial y que yo no me bancaría como actriz”.
Y completó: “Este fue un proyecto entre lo comercial y el off que me sirvió para probarme frente al desafío de las grandes salas, con muchas funciones, igual fue bravo, porque el personaje era muy exigente e implicó que me quedara en Buenos Aires por mucho tiempo, y desconocía cierto costado melancólico de mi personalidad. Y ni hablar del personaje en sí, que exigía un estado emocional singular que yo tenía que reproducir en cada función. De todos modos, fue un proceso valioso y placentero”.

El gran desafío de hacer cine en Argentina  

Claudia Cantero en el rodaje de «Los Marziano».


Nominada, entre otros premios, al Florencio Sánchez y María Guerrero 2011 por su impactante trabajo en La familia argentina, de Alberto Ure, la carrera de Cantero en Buenos Aires tomó vuelo hace unos años a partir de su desembarco en De mal en peor, bajo la dirección de Ricardo Bartis, para dar paso luego a algunas participaciones en cine como ocurrió con La mujer sin cabeza, de Lucrecia Martel; Mentiras piadosas, de Diego Sabanés, Los Marziano, de Ana Katz, o Lengua materna, de Liliana Paolinelli con quien acaba de terminar una nueva película. “Se llama Amar es bendito, y el compromiso fue aún mayor porque tuve a mi cargo el rol protagónico. Si bien la pareja protagónica es homosexual, y se puede hablar de un cine de género, lo que está en primer plano es lo que acontece, lo que se cuenta. La experiencia de un protagónico en cine fue muy desafiante porque fue un mes intenso de estar en rodaje casi todo el tiempo, y a su vez, es tener la posibilidad de probar algunas cosas, algo que en el cine es muy complejo. En esta película pude desarrollar ciertos aspectos del personaje, pensar en cómo armarlo. De todos modos, el cine es siempre del director: uno lee un guión y se arma algo en la cabeza que luego termina reducido a una mínima escena. Por eso siempre elijo el teatro, que es un espacio de creación permanente, frente al cine que te obliga a regular la energía de otra manera”.
Finalmente, la actriz no descartó una incursión televisiva: “Estuve mucho tiempo con una representante que decía a todo que no. Ahora, estoy con otro que, quizás, encuentre algo que resulte, incluso me han ofrecido un par de coasa. De todos modos jamás Pol-ka va a golpear la puerta de mi casa (risas), pero ahora veo a la televisión como algo más posible; me gustaría ver cuan eficaz puedo llegar a ser en ese lenguaje.

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