Más allá de las pujas comerciales, los industriales brasileños están ahora más preocupados por el impacto de la desaceleración de la economía argentina que por las medidas proteccionistas de Guillermo Moreno. Es que el mercado argentino, además de representar un 8 por ciento de sus exportaciones totales brasileñas, es destino del 15 por ciento de los embarques de productos manufacturados.
Si bien las restricciones a las importaciones impuestas por el gobierno de Cristina de Kirchner han afectado las ventas externas brasileñas, los exportadores de ese país saben que tampoco saldrán indemnes de la pérdida de dinamismo de la actividad económica de su socio comercial. Y así lo han comenzado a hacer notar los últimos informes de los analistas paulistas y de la central fabril Fiesp.
Los economistas del vecino país proyectan para este año un crecimiento del PBI argentino del 2 por ciento, lo que implica un retroceso de más de 6 puntos respecto de la estimación de 2011. Este abrupto freno del crecimiento argentino impactará directamente en las ventas externas brasileñas y en particular las industriales. De hecho, en lo que va de 2012 las exportaciones de Brasil al mercado argentino cayeron más del 15 por ciento. El efecto sobre la producción manufacturera brasileña es insoslayable. Los especialistas cariocas destacan que a pesar de consumir apenas el 1,5 por ciento de todo lo que produce la industria brasileña, sectores claves de la cadena industrial doméstica, como automóviles y autopartes, serán afectados de forma más intensa. Todo ello se explica por el alto grado de correlación entre ambas economías.
Por tal motivo, los brasileños cifran sus esperanzas en que la reciente escalada de los precios de las commodities agrícolas, principalmente soja y maíz, le den a la Argentina un alivio en sus cuentas externas. Al mismo tiempo, la recuperación de la economía brasileña (destino de cerca del 20 por ciento de las exportaciones argentinas) en el segundo semestre del año también debería generar un nuevo impulso. Ambos factores tendrían que atemperar la mala performance de la actividad argentina en la segunda parte de 2012 (apuestan también a una mejora de la economía mundial).
Para el próximo año, los informes de los principales bancos brasileños apuestan a que el escenario de elecciones legislativas hará que el gobierno kirchnerista mantenga el actual modelo, con un tipo de cambio subvaluado y tasas de interés reales negativas, sesgado hacia la expansión fiscal, especialmente los subsidios y las transferencias de ingresos.
Según la óptica brasileña, las medidas introducidas por el gobierno desde comienzos del año (control de cambios y de importaciones), con el fin de evitar un deterioro adicional de las cuentas externas, han intensificado el ambiente de incertidumbre deprimiendo todavía más el desempeño económico.
De modo que esperan que el gobierno no recurrirá al ajuste vía devaluación o a la aplicación de medidas de tinte recesivo, por ser impopulares e intensificará así los controles de cambio y las medidas proteccionistas.
