Aguas Santafesinas retomó, luego de cuatro años, el agregado de flúor al agua potable, que beneficia a más de 1.750.000 habitantes de la provincia. Luego de un largo reclamo que llevó adelante el ministro de Salud, Miguel Ángel Cappiello, ante el Consejo Federal de Salud (Cofesa) se reestableció la provisión de flúor en las aguas destinadas a consumo humano, recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) por considerarlo beneficioso principalmente para la población infantil, donde por efecto de una fortificación en el esmalte de los dientes disminuye la formación de caries.
Andrea Obregón, directora provincial de Odontología del Ministerio de Salud, explicó que “en países como el nuestro, donde el acceso a las pastas fluoradas o los colutorios no lo tienen todos, ésta es una medida universal y equitativa, que se utiliza en 40 países del mundo; aquellos países que dejaron de utilizarlo es donde la caries no constituye un problema de salud pública para ellos”.
Santa Fe es pionera en el país en este tratamiento y fluoró sus aguas entre 1969 y 1977. Más tarde, una ley nacional sugirió hacer lo mismo a todas las provincias, haciéndose cargo la Nación de la provisión del producto químico. Se retomó esta metodología en 1994 hasta 2007, cuando volvió a interrumpirse por falta de presupuesto.
Obregón señaló que en ese lapso se realizó un estudio entre la Universidad Nacional de Rosario y el Colegio de Odontólogos: “Arrojó que los niños que consumieron el agua fluorada, desde el nacimiento, hasta los 7 u 8 años, en más de un 60 por ciento estaban libres de caries; en términos de impacto es muy importante”.
Sin embargo, desde algunos sectores que cuestionan la presencia de flúor en el agua potable argumentan que a largo plazo este químico puede producir problemas en la salud. La responsable del área de odontología provincial fue terminante: “El flúor es tóxico en dosis tóxicas, como cualquier otra sustancia. Por ejemplo, hay toxicidad crónica renal si se consume entre 50 y 80 partes por millón durante 10 años, y nosotros hablamos de una dosis de una parte por millón –1,5 miligramos por litro– para que haga el efecto preventivo. La UNR realizó una vigilancia química para asegurarse de que ésa sea la proporción que tiene el agua, y la gente de Aguas Santafesinas tiene los dosificadores. Ésta es una medida recomendada por la OMS, la Organización Panamericana de Salud y el Centro de Prevención y Control de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos; la Sociedad Argentina de Pediatría también lo recomienda. Cualquier sustancia en dosis tóxicas es perjudicial a la salud, pero éste no es el caso”.
Para el presidente del Colegio de Odontología de Rosario, Jorge Cornaglia, el flúor “hace impermeable al diente y evita la caries dental masivamente; esta medida apunta a que llegue a las zonas indigentes donde no hay buena salud bucal, donde no hay buena alimentación y la gente no tiene acceso a la salud bucal o no pueden ir a un dispensario. Por eso, se ponen en las aguas de consumo en muy bajo porcentaje, con el cual no hay efectos indeseables. En mínima medida estimula a la mineralización de la pieza dentaria y entonces no entran las caries, eso es lo que se busca”.
Los que critican la medida aseguran que países europeos ya no utilizan este tratamiento en sus aguas. Al respecto, Obregón explicó que “ésta es una medida que utilizan en la actualidad Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña y Brasil, es decir, que no es que los países subdesarrollados estamos consumiendo algo que los países desarrollados no consumen. Sí es cierto que en países como Finlandia y Suecia, que fueron precursores, utilizaron el flúor en el agua potable hasta el 2003, pero para ellos la caries dental no es un problema ahora, dejaron de colocar el flúor en el agua y lo incorporaron a la sal de consumo para que siga siendo la medida de prevención”.
Obregón explicó que en el tema del costo que conlleva agregarle flúor al agua, “si uno se pone en el raciocinio economicista esta medida preventiva es mucho más barata que atender a la gente en un consultorio odontológico; ésta es una medida universal y equitativa. Mientras haya una canilla con agua potable va a acceder cualquiera, en términos de beneficios no importa si se utiliza el agua para lavar el auto, si después, alguien con mucha vulnerabilidad, con problemas económicos que vive en un barrio de la periferia en situación precaria abre la canilla y bebe la misma agua que el que lava su auto…”.
Los especialistas en prevención bucal consideran que la fluoración del agua es una acción de salud pública, ya que llega a toda la población. Además, un estudio de vigilancia epidemiológica que hizo la UNR –tomando en consideración más de 5.100 niños de entre 7 y 13 años de nuestra ciudad entre 1994 y 2001–, concluyó que con esta medida aumentan los niños libres de caries.
“En altas dosis al flúor se lo puede acusar de neutralizar la función neuronal, como que adormece el cerebro o que digestivamente provoca pesadez estomacal, pero todas las terapias odontológicas de prevención de la salud tienen flúor, pastas con flúor, chicles con flúor o topicaciones de flúor”, agregó Cornaglia desde el Colegio de Odontólogos.
Finalmente, la responsable del área en la provincia, subrayó que hay lugares donde las napas de agua ya contienen altas cantidades de flúor y, por ello, “la ley nacional es muy clara: habla de fluoración y desfluoración en zonas donde hay exceso y sí provoca efectos no deseados. Los lugares donde el agua tiene más de una parte por millón de flúor hay que tratarla y así se hace”.