Es momento de cortar el patrón de asimilación de la terapia como un punto de encuentro de alguien “enfermo”. Dentro de los muchos tipos de terapia, hoy ya es notablemente aceptado el encuadre de las terapias energéticas, o también mencionadas medicinas suaves o blandas o terapias complementarias.
En distintas técnicas energéticas y holísticas, en algunas cuyo origen se da en comunidades ancestrales, y en el origen mismo del Universo, se encuentra el espacio para autoconocerse y aprender la toma de responsabilidad de su propia vida. Reconocernos como agentes y ejecutores de los resultados diarios, y lo más importante es adquirir las herramientas para modificar lo doloroso haciendo consciente la sintomatología que genera el organismo como método de diálogo.
No existe la enfermedad
Por lo tanto, retomo como siempre el punto de partida de que no existe “la enfermedad” por sí sola, sino un creador y portador de ella: uno mismo. Como también cualquier desequilibrio emocional, comprendiendo el para qué de cualquier estado actual o histórico a través de este abordaje terapéutico.
Estas diferentes técnicas acompañan todo el proceso, generando movimientos en el cuerpo emocional-mental y espiritual, dando de manera sutil la información para que se pueda lograr el cambio de patrones negativos a lo sano, el maravilloso “darse cuenta”. Es cuando insisto que la curación no se logra solamente con la técnica por sí sola, sino con el proceso generado empáticamente entre terapeuta-consultante y el soporte continuo que como terapeutas debemos a quienes nos eligen con nuestro compromiso de promover la autocuración y de estar en constante formación y perfeccionamiento. Las responsabilidad de la cura no está en el afuera sino en el autocompromiso.
Variedad de terapias
Hoy en día hay gran variedad de sistemas de terapias y técnicas que nos llevan a recuperar la herramientas internas, podemos abordar de manera más específica las causas de los síntomas tanto psicoemocionales, organísmicos como espirituales, siempre les recuerdo que somos seres holísticos: la conjunción de cuerpo-mente-emoción y espíritu, cuando hay una falla en la intercomunicación de algunos de ellos en nosotros, comienzan los desequilibrios manifestados según la singularidad que poseemos y que al no ser atendidos se hacen oír en la enfermedad orgánica.
Por ello necesitamos volver al cuerpo físico integrándolo como totalidad, comprendiendo la conexión e interrelación entre todos los órganos, sistemas y sus manifestaciones. Empezar a escuchar nuestro cuerpo es el primer paso para comprender que es el fiel reflejo de nuestro estado interno, en todos los planos de la vida.
A su vez es importante destacar que no todos los tipos de abordajes terapéuticos nos sirven a todos encuadrarnos en un enfoque que nos haga bien mientras nos lleva a vernos íntegramente, es de fundamental importancia; para evitar un desgaste energético puesto en múltiples actividades en simultáneo que nos alejan del propósito en sí. Como también asumir que todo cambio definitivo para alcanzar la resolución requiere de un proceso, que muchas veces implica la vivencia de emociones muy intensas y no siempre agradables, pero que nos pertenecen y necesitan ser elaboradas. El cambio siempre es posible y está a un paso de tu cocreación.