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España expulsa a sus jóvenes y Rosario da oportunidades

Por Santiago Baraldi. Raúl, un oficial albañil español que llegó a la ciudad huyendo de la crisis, obtuvo aquí lo que su patria le niega: trabajo.

Raúl Rosillo es uno de los tantos españoles que perdieron su trabajo. Hace poco más de un mes arribó a  la ciudad en busca de un horizonte mejor. Llegó con su novia Paola, una rosarina que se fue cuando estalló aquí la crisis del 2001. Ella perdió el empleo en una tienda y Raúl, de 26 años, fue uno de los tantos jóvenes “parados” que dejó la construcción luego de que explotara la burbuja inmobiliaria. Dejaron Elche, una pequeña ciudad valenciana del sur de España y “a los tres días ya tenía trabajo”, cuenta feliz Raúl, sorprendido por “el inmenso río que ustedes tienen, parece un mar”. Oficial albañil, especializado en colocación de cerámicos y azulejos, afirma que “aquí no trabaja el que no quiere. Yo voy en bicicleta a la obra y me cruzo con cincuenta lugares donde están construyendo o refaccionando, es notable”.

Rosillo tiene su propia mirada de la crisis económica que afecta a su país principalmente y al resto de Europa: “En la zona donde yo vivía, Valencia, había una fuerte industria del calzado pero se vino a pique. Luego llegó el boom de la construcción, se hacían edificios por todos lados. Los que trabajaban en la obra ganaban 3 mil euros al mes, un dineral; ese sueldo no lo ganaban en oficinas o bancos. La mitad de los trabajadores activos de España estaban ligados a la construcción, jóvenes que habían dejado los estudios para trabajar en la construcción; ahora están volviendo a los estudios porque ya no hay nada de nada. Los jóvenes entre los 20 y 30 años están dejando el país. Mi hermano está en Ámsterdam, muchos amigos en Alemania o Italia. Aquellos que tenían un buen oficio como electricistas, vidrieros, gasistas o plomeros están con el agua al cuello, esa gente esta ‘parada’. Es más, hay muy buenos arquitectos, que cuando dejan un currículum en una empresa no dicen que son profesionales porque en la empresa dicen: ‘¡ostia! Si este es arquitecto le tengo que pagar más’”, cuenta.

“Por ejemplo, antes nadie quería ingresar al ejercito o ser policía, ahora no hay puestos vacantes. Hay policía con unos títulos y diplomas impresionantes, antes ingresaba a la policía o al ejército cualquier cosa…”, relata el joven mientras prepara la mezcla para colocar cerámicos.

Raúl vive con su novia y los suegros, cerca del Alto Rosario, y cada mañana emprende con su bicicleta el periplo hasta la obra donde trabaja, cerca del aeropuerto. “La otra mañana conté unos cincuenta lugares donde se está construyendo. Acá hay trabajo de sobra, el que no trabaja es porque no le gusta el laburo, —afirma incorporando las palabras lunfardas de nuestro vocabulario— es más, hace dos semanas trabajé con un patrón que me estaba pagando muy poco y me fui, busqué otra cosa, al día siguiente estaba nuevamente trabajando”, agrega.

En España, reconoce que junto a él, en la construcción había mucha mano de obra latinoamericana: peruanos, bolvianos o ecuatorianos estaban abocados mayoritariamente a la albañilería. “Querían pagarle menos que a nosotros, querían normalmente pagarles menos y a mí me pagaban mejor. Allá se valoró mucho, por ejemplo, a los cocineros argentinos, se los ha apreciado mucho y han ganado buen dinero. Ahora, si vas a un sitio sin profesión alguna es más complicado, te tienes que adaptar a todo y si no tienes una profesión no puedes ponerte en tu sitio y decir: ‘yo se hacer esto y vale tanto, si no te gusta me voy al que está enfrente’. A mí me pasó hace un par de semanas con el anterior patrón, creyó que podía sacar provecho de mi situación de extranjero por la necesidad de trabajo, me quiso dar una miseria de jornal, me quería pagar como a un ayudante y yo soy oficial de albañil, trabajo hace tantos años y sé hacer bien esto. Este hombre me quiso estafar, eso fue un lunes y al día siguiente ya estaba trabajando”, afirma.

Si bien hace poco que se instaló en Rosario, ya la recorrió junto a su novia. Para Raúl el parque España y la vista que hay desde sus terrazas al Paraná “son increíbles”. “Tienen un verdadero mar de agua dulce. Allá tenemos ríos pequeños, aquí hay mil veces más agua dulce que allá. En la zona que yo vivía se riega por goteo, el agua justa y precisa. Si aquí hay sequía puede llevarse el agua en viaductos a los campos. Me impresiona la cantidad de agua y de tierra fértil que aquí tienen”, agrega sorprendido mientras asegura que la boga ya es una de sus comidas preferidas, a la par que el asado. “Qué rico comen aquí”, añade.

Los fines de semana recorren los shoppings o el Monumento ala Bandera, obra que según sus palabras “transmite orgullo”.

Raúl estaba bien al tanto de Rosario por su pareja y el haber quedado sin trabajo allá los animó a venir: “Yo me quiero quedar, y continuar mi vida en Rosario. Argentina podría ser autosuficiente, ustedes tiene de todo: petróleo, gas, campos…y España no tiene nada, vive del turismo y nada más. Pienso que el problema de España es que no tiene industria fuerte como por ejemplo Alemania. Nosotros exportábamos verduras a toda Europa y ahora Marruecos, con un clima similar, está vendiendo más barato, estamos separados por el estrecho a sólo14 kilómetrosy la verdura es la misma, la misma calidad. España no tiene una industria fuerte que al mundo le interese; no puede levantarse solamente por los toros, los jamones, los vinos o las playas, con eso solo no basta”, resume con la claridad y simpleza del mejor analista político.

Finalmente sobre el futuro de su país y las expectativas, el maestro albañil agregó que “el presidente Rajoy ha tomado medidas anti populares que ayudan sólo al que tiene plata. La gente lo votó porque prometió cambiar al país y lo está haciendo para peor, la gente está desilusionada. Al principio nos decían que no había crisis y recién a los dos años lo admitieron. Luego dijeron que en dos años la crisis pasaba y hoy la crisis es mucho peor, cada año que pasa es peor: menos ayudas, menos trabajo y ahora dicen que en cuatro años la crisis va a terminar y ya el ciudadano español no cree. Lo que hay es mucha desilusión y que la crisis llegó para quedarse, no hay expectativas de futuro. Yo soy joven y no quiero quedarme a esperar que esta situación pase. Los que tenemos entre 20 y 30 años somos los que nos estamos yendo, yo no puedo tener nada si allí me quedo y quiero estar mejor. Rosario me ha dado una mujer, un amor y trabajo, ¿qué más?”, concluyó.

“Es increíble cómo viven el fútbol aquí”

“Es increíble cómo viven el fútbol aquí, la pasión es tremenda”, se asombra Raúl, quien es “hincha del Aleti”. Asegura que en España la mayoría “o es del Barsa o del Real, y en el interior adhieren a algún club, pero no hay el mismo fervor”.

Instalado en la casa de sus suegros junto a su novia Paola, afirma que la familia es de Central, pero no descarta ir al parque Independencia para ver a Maxi Rodríguez, quien vistió la camiseta del Atlético Madrid, y sabe muy bien que Leo Messi o Marcelo Bielsa salieron de Newell’s.

“Igual no quiero meterme en problemas, la pasión que hay aquí por los dos equipos ya la estoy palpitando, espero algún día ver un clásico”, concluyó.

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