Una medalla de oro, una de plata, dos de bronce y diez diplomas conformaron la cosecha total de la Argentina en los Juegos Olímpicos Londres 2012, una cifra que, con matices, se encuadra en las expectativas con las que viajaron los deportistas y que, más importante, se proyecta como promesa firme hacia Río de Janeiro 2016.
De las medallas esperadas tal vez faltaron dos, pero por poco: la de la Generación Dorada (perdió el bronce ante Rusia) y la de la judoca Paula Pareto, eliminada en cuartos de final (quinta) en un fallo arbitral bastante cuestionable.
Entre los que estuvieron por debajo de las expectativas se pueden contar a Jennifer Dahlgren, eliminada en primera fase del lanzamiento de martillo (era candidata a meterse al menos entre las 12 finalistas) y al velista Julio Alsogaray, en la clase Laser, con argumentos para llegar a la lucha por medallas y a quien una descalificación lo dejó al margen de la medal race.
Pero, por lo demás, la mayoría cumplió largamente con lo que se esperaba y algunos, mejor todavía, lo superaron, como el gimnasta Federico Molinari (diploma en anillas) o el propio Sebastián Crismanich, a la postre la única medalla de oro de la Argentina, de quien se sabían tanto sus condiciones como las dificultades que presentaba la competencia de su categoría en el taewkondo.