Ciudad

Con sentido humanístico

Por Santiago Baraldi.- El Concejo Municipal declaró a Oscar Fay Ciudadano Distinguido en el campo de las Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas. “Es un impacto emocional más fuerte de lo que creía”, dijo.


Su pasión por la bioquímica comenzó en las aulas del Instituto Politécnico cuando, a los 15 años, los tubos de ensayo lo fascinarían para siempre. Ayer, Oscar Fay fue declarado por el Concejo Municipal Ciudadano Distinguido en el campo de las Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas. “Es un impacto para mí, emocionalmente es más fuerte de lo que yo creía”, dijo el director del Laboratorio Cibic, de 74 años, que ha dedicado su profesión a la investigación como también al trabajo en la prevención de enfermedades infecciosas. Fay participó en el desarrollo de la vacuna recombinante para el virus de la Hepatitis B y colaboró con avances para las investigaciones sobre el virus del sida.

Cuando se enteró de la propuesta de los ediles para distinguirlo, Fay dijo que “la primera sensación fue de sorpresa, porque uno no trabaja para un premio, uno trabaja todos los día y resulta que miro para atrás… y bueno, la sociedad necesita agradecerme, sentí como una gran fuerza de gratitud, me siento muy comprometido con Rosario; me desarrollé y crié a mis hijos aquí, y si me reconocen los representantes de la ciudad debo decir que fue buena mi labor”, apuntó quien también se dedicó a la docencia durante casi 50 años. “En ese tiempo tuve la oportunidad de publicar más de 125 artículos científicos y presentar más de 450 trabajos sobre esos temas, en distintos congresos nacionales e internacionales”, apuntó en diálogo con El Ciudadano.

Con semblante de prócer,  pintorescos bigotes tupidos, Fay es miembro de 24 organizaciones internacionales. “Pero la que más me enorgullece es ser miembro de la Academia Argentina de Farmacia y Bioquímica”, subrayó Fay, quien desde la década del 70 trabajó como consultor de innumerables trabajos de la World Health Organization Program, casi todos vinculados a talleres de formación de recursos humanos y capacitación en diagnóstico, epidemiología y virología; también en campañas de vacunación y planificación de acciones.

El “currículum” de Fay es interminable. Fue, por más de una década, director del Centro de Referencia de Hepatitis Virales para América Latina, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y presidente de la Sociedad Latinoamericana de Hepatología.

A la hora de hacer un análisis sobre los cambios que se produjeron desde sus días en las aulas del Politécnico hasta la actualidad, Fay enumera: “Los cambios han sido impresionantes. Si hago un raconto de mi período de vida, yo nací con el descubrimiento de la síntesis de proteínas, que fue a mediados de la década del 50; después vino el lenguaje binario, es decir, la computadora, donde se desarrolló la informática; luego la ingeniería genética, el crecimiento de la física; se inicia este siglo con el nacimiento de la genómica, la nanotecnología, las plataformas que hoy dan lugar a la bioinformática que hará que esto se expanda, la genómica, a todos los rincones de nuestra vida, que va a resolver o aportar datos sobre todo lo que son seres vivos: animales, vegetales y humanos. Llegará un tiempo, en 15 o 20 años, en que la farmacología será individual, nos van a dar los remedios y medicamentos en la cantidad y calidad que necesite nuestra genética y eso hará que cambie totalmente, desde el objetivo de la farmacología, hasta la inversión, porque si seguimos fabricando medicamentos a lo loco y no decimos a cuánta gente beneficiamos con esto es imposible de cubrir económicamente, pero si decimos qué necesita cada uno, ahí será distinto”.

En 1990 fundó el Centro de Diagnóstico Médico de Alta Complejidad (Cibic), “una empresa privada familiar, básicamente un laboratorio de análisis clínicos donde trabajan alrededor de 80 personas, entre ellos mis dos hijos, uno bioquímico, que es el director ejecutivo, y otro que es médico patólogo y se desempeña como director médico de la empresa. Todo un orgullo para mí. Es la temática que envolvió mi vida, que es la frialdad de leer la vida a través de un tubo de ensayo; siempre me gustó la química y terminé con la química biológica, desde esa frialdad, darle un sentido humanístico. Que todo lo que pasa dentro de la ciencia sirva para mejorar la calidad de vida de la sociedad”, concluyó el flamante Ciudadano Distinguido de Rosario.

Comentarios

10