A pesar de que ya se cumplieron los plazos que la propia empresa anunció, caminar por ciertos sectores de Arroyito exige cierto cuidado para no caer en una de las tantas bocas de tormenta que siguen sin tapas ni señalización. No es de ahora, sino que en algunos casos hace más de seis meses que están en esa situación. En avenida Alberdi, en tanto, las bocas de tormenta están deterioradas, deformadas y semihundidas por el paso del tiempo y el peso de automóviles y colectivos, lo que favorece la acumulación de desperdicios, lentifica el escurrimiento del agua de lluvia y dificulta la circulación de autos, peatones y el desempeño del transporte público, como lo muestran las fotos que acompañan este artículo.
El lunes 7 de agosto Aguas Santafesinas anunció que durante esa semana retiraría 64 corralitos distribuidos de la siguiente manera: 10 en el centro, 28 en el macrocentro, 21 en el norte, dos en el sur y el resto en otras zonas de la ciudad. El plan era sustituir las tapas de fundición robadas por losetas de cemento común, de mucho menor valor económico, para disuadir su sustracción.
Sin embargo el trabajo se hizo a medias, al menos en el sector norte del área de la ciudad en la que Assa es responsable del mantenimiento de la red pluviocloacal.
En Arroyito, en particular el sector oeste, y la avenida Alberdi, las cosas no cambiaron demasiado. Las calles internas, como lo muestran las fotos, sólo tuvieron el reemplazo de algunas de las tapas faltantes, mientras que el resto quedó tal cual, sin siquiera un corralito para evitar accidentes.
Cabe destacar que las tapas fueron robadas en algunos casos hace casi un año, como el caso de Reconquista al 1500 y Juan José Paso a la misma altura, que no se reemplazaron, o Díaz Vélez y Carrasco, que sí fue sustituida por una tapa de cemento (“Ni siquiera arreglaron los bordes de la vereda, vinieron y la tiraron arriba; al menos nadie va a meter la pata”, se conformó Alicia, vecina que frecuenta el autoservicio cuya entrada da a la boca de tormenta).
Durante todo ese tiempo, Assa no sustituyó las tapas ni colocó protecciones, corralitos o señalización alguna. De eso tuvieron que encargarse los vecinos de Arroyito para evitar que alguien metiera la pata: colocaron desde una “tapa de madera” (foto) hasta palos con bolsas de nylon atadas, ramas de árboles u otros elementos para visualizar el peligro.
Además, sin las tapas, las bocas de tormenta se llenaron de hojas de fresnos y plátanos, que son los árboles predominantes, y de basura, la que periódicamente es retirada por los mismos vecinos o por el personal de Cliba que se ocupa del barrido de calles.
Cabe recordar que en el casco antiguo de la ciudad (área delimitada por Seguí, Avellaneda, Travesía, Génova y el río) los desagües pluviales y los cloacales comparten la misma red y por tanto son responsabilidad de la concesionaria estatal. En el resto de la superficie de la ciudad, los desagües pluviales los gestiona la Municipalidad.
Comentarios