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¿Con puertas o con rejas?

Dos chicas se fugaron de un hogar transitorio y volvieron con polémica: desde el Movimiento Evita dicen que no funciona la contención; la provincia aclara que trabajar con adolescentes “no es fácil”.

Inacción, malestar y mal funcionamiento de los equipos interdisciplinarios: ése es el panorama que, dice Alejandra Fedele, responsable territorial del Movimiento Evita en Rosario, pinta en la “Casa de las Niñas” en estos días y desde hace tiempo. Las declaraciones y denuncias públicas de Fedele aparecen tras la fuga de dos chicas del hogar transitorio de calle San Juan al 1900. Lautaro D’Anna, director de Niñez, Adolescencia y Familia de la provincia, confirmó los hechos y aseguró estar trabajando en este tipo de espacios: “Siempre hace falta más. Después de tantos años bajo el sistema de patronato y tras dos años de la reglamentación de la ley de Protección Integral de la Infancia, es difícil cambiar paradigmas en los hogares”.

El lunes por la noche, dos nenas que residían en la Casa de las Niñas se fugaron de su hogar transitorio. El hecho no pasó a mayores: tras una intensa búsqueda, esa misma noche las dos fueron encontradas y volvieron al hogar.

Sin embargo, todo tomó una magnitud mayor de la que todos esperaban en la Casa. Es que, antes y después de la fuga, referentes del Movimiento Evita, entre ellos la propia Fedele, la responsable territorial de la organización, habían acompañado el caso de una de las nenas que se escapó. Al llegar al hogar transitorio, varias de las chicas dieron a entender que el malestar con la Casa de las Niñas es general.

“Se sienten encerradas. No hay actividades ni funcionan los equipos. Para ellas, es como la cárcel: lo único que hacen es ir a la escuela. Pero ellas quieren hablar, hacer cosas, salir para adelante”, explicó Fedele.

Son unas 24 las niñas que viven en el hogar en cuestión, y sus edades rondan entre los 4 y 17 años. La mayoría de ellas ya ha circulado por varios hogares, no ve a su familia regularmente y muchas ni siquiera pueden  volver a su casa, habiendo sido víctimas de casos de maltratos, abusos, y aun de trata de personas.

En la dependencia de calle San Juan hay todo tipo de casos y realidades, y la convivencia no es fácil. “Pareciera que las nenas están depositadas. Los equipos no funcionan, no hay ayuda psicológica ni seguimiento de los casos. Necesitamos que el Estado esté presente para anticiparse a estas fugas y quejas. Tras estos casos, chicas en estas circunstancias terminan en el Irar”, denunció la referente del Evita.

Lautaro D’Anna, director provincial de Niñez, Adolescencia y Familia, confirmó la fuga de las niñas. Acompañó, también, la premisa de que siempre hay que hacer algo más, pero desde otra perspectiva: desde la que dice que ya se está haciendo, advierte que no es fácil avanzar en un nuevo paradigma. Pero a la vez, desmintió el presunto abandono que sufren las chicas. “Los hogares de transición de la provincia tienen muchos años y están acostumbrados a ser habitados desde adentro. En la actualidad estamos atravesando un proceso muy interesante, que va por fuera del hogar: sumarse a actividades de recreación, talleres, propuestas del Estado”, explica.

El funcionario sostiene que la falta de propuestas no es el tema: “En espacios de estas características, ya genera un problema que, por ejemplo, una chica de 17 años quiera salir con sus amigas. ¿Cómo cuidarla, cómo decirle que no a su edad?”, se preguntó D’anna.

En ese marco, las dificultades que atraviesan estos lugares son más de las que sufre toda la ciudad, en un proceso de cambio de paradigma, pasando del sistema de patronato a visibilizar a los niños, niñas y adolescentes de manera integral.

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