La Justicia ratificó el procesamiento y la prisión de un hombre de 61 años de la comunidad Toba acusado de facilitamiento de la prostitución de menores, en el que resultó víctima una niña de 12 años. El caso es curioso, ya que la única prueba que se tuvo en cuenta para enviar al acusado a juicio es el testimonio de la víctima, que al igual que los acusados pertenece a la comunidad Toba. Además la Cámara penal revocó el procesamiento del hijo del acusado, que tiene 19 años, por lo que el joven sigue involucrado en la causa, pero no irá a juicio. Es que según analizaron los jueces de la Sala III compuesta por Otto Crippa García, Atilio Pangia y Teodoro Ríos, no es mencionado por la niña como un participante activo en el abuso al que asegura que fue sometida.
Según refiere el fallo, el día 24 de julio de 2011 ingresó en la guardia del Hospital Provincial de Centenario una chica menor de edad de nombre Y., de 12 años, cuyo diagnóstico fue intoxicación con sustancias siendo derivada al servio de Pediatría del Hospital. La niña relató a la médica que la atendió que ingirió alcohol y drogas, que trabajaba en horarios nocturnos en un domicilio particular donde concurrían hombres que le proveían dichas sustancias en contra de su voluntad. Y agregó que estudiaba en horarios nocturnos en la Escuela 671 “Nicasio Oroño”, lugar al que concurre en ómnibus dado la lejanía con su domicilio. También contó que sus padres comenzaron a tener necesidades económicas y que a raíz de esa necesidad apareció un hombre (refirió los datos del ahora acusado), que le ofreció trabajar en una casa donde concurrían chicas y que trabajaban sexualmente habiendo mujeres de todas las edades, tanto mayores como menores de edad. Dijo también que algunas de esas chicas vivían en esa casa donde se las hacía trabajar y otras ingresaban y salían, según los días de la semana. La casa fue descripta y ubicada por la menor en las inmediaciones de Juan José Paso y las vías. Dijo que a tres cuadras tomaba el colectivo de la línea 110 por la misma calle de la casa para ir a su domicilio, que queda en el denominado “Barrio Toba”. Dentro de la casa en la que señala como que se la hacía trabajar dijo que había mesitas donde la gente se sentaba a beber, dos habitaciones donde trabajaban nenas. El baño estaba afuera de la casa, y había letrina y no inodoro.
La chica afirmó que el acusado la iba a buscar muchas veces al colegio para llevarla a ejercer ese trabajo sexual, tapándole los ojos y escondiéndola en un auto de color marrón. En el lugar le proveían sustancias tóxicas; junto al hombre trabajaba una mujer que les servía la bebida, las aseaba, depilaba, les enseñaba los métodos y trato para con los hombres. Aseguró que permanecía en esa casa hasta las 23, para luego irse a su casa. El dinero por su trabajo se lo entregaba al acusado.
La chica fue sometida a una Càmara Gesell, donde declaró detalladamente lo ocurrido, y en el marco de esa probabilidad es que ratificaron el procesamiento del acusado, quien seguirá detenido.