El gobierno de Colombia advirtió que no retrocederá “ni un centímetro” la ofensiva militar contra las Farc durante el diálogo que ambos sectores se manifestaron predispuestos a iniciar, y sostuvo que ambos procesos deben avanzar en forma paralela.
“El presidente (Juan Manuel Santos) nos ha dado instrucciones muy claras de no ceder un centímetro en la contundencia frente a organizaciones que atenten o afecten a los ciudadanos”, advirtió el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, en declaraciones publicadas ayer por el diario bogotano El Tiempo.
El funcionario agregó que eso “es lo que tiene que ocurrir mientras esta gente esté atentando contra la vida, la seguridad, la propiedad y la honra de los colombianos”, reprodujo la agencia DPA.
El ministro subrayó que en los últimos once meses, las fuerzas regulares produjeron “los golpes más contundentes de toda la historia contra grupos terroristas”.
“No solamente cayó el máximo jefe de las Farc (Guillermo Sáenz, alias Alfonso Cano), sino dieciocho cabecillas de frentes y columnas móviles de esa organización; todos los jefes de las bandas criminales han sido abatidos o capturados dentro y fuera del país”, indicó.
Estas bajas se sucedieron a partir del fallecimiento, por causas naturales, del comandante Tirofijo, mítico jefe de las Farc.
Pinzón aseguró que las fuerzas armadas “son las primeras interesadas en la paz”, pero advirtió que “la firmeza de combatir a toda organización al margen de la ley” no disminuirá porque la orden es “lograr la paz por las buenas o por las malas”.
Santos confirmó el lunes pasado que su gobierno tuvo contactos con las Farc para iniciar un diálogo tendiente a acordar el fin del conflicto armado que vive el país desde hace casi medio siglo.
Según versiones periodísticas no desmentidas, el diálogo formal se iniciará el 5 de octubre en Oslo, con ayuda de los gobiernos de Noruega, Cuba y Venezuela, y luego proseguirá en La Habana.
Pese a ello, las Farc no suspendieron sus acciones y anteaoche dinamitaron dos torres de energía cercanas al municipio Anorí, en el departamento Antioquia, hecho que dejó a unas 13.000 personas sin electricidad, y en otro ataque con explosivos, cerca del municipio Toledo, mató a dos soldados del Ejército, informaron autoridades.
