El problema de Rosario Central no son los puntos que tiene en el campeonato, más allá que son pocos para un equipo que se preparó para lograr el ascenso.
El inconveniente mayor del conjunto que dirige Miguel Ángel Russo es que no se sabe a qué juega, el Canalla no tiene un ADN de juego definido y tras haber transcurrido cuatro partidos esta situación es preocupante.
En el sur bonaerense ante Banfield jugaron, como titulares, siete jugadores que llegaron como refuerzos: Mauricio Caranta, Carlos Casteglione, Javier Yacuzzi, Alejandro Gagliardi, Diego Lagos, José Luis García y Héctor Bracamonte.
Entonces ¿Por qué el equipo juega tan mal? ¿Se equivocó Miguel Ángel Russo en elegir a los jugadores o se equivoca en posicionarlos dentro del campo de juego?
Lo cierto y lo concreto es que los jugadores ya están y para que se vuelva a abrir el libro de pases falta tres meses y medio. Es por esto que el entrenador tiene la responsabilidad de cambiar para que el futuro tenga, aunque sea, una luz de esperanza.
Hasta acá el rendimiento de Caranta es difícil de analizar, al Canalla no le llegan mucho, pero el arquero aún no salvó nunca al equipo.
En defensa se han cometidos errores infantiles, como por ejemplo: el gol de Ríos en el encuentro ante Boca Unidos y los dos goles del sábado.
El único atenuante es la ausencia de Ferrari que solamente jugó el primer partido. Y el único jugador de los cuatro del fondo que se salva del aplazo es Casteglione, que con un rendimiento correcto le alcanza para ser el más regular de la última línea. Por otro lado a Yacuzzi le falta mucho ritmo futbolístico y la única diferencia con Delgado es que no pega tanto.
Pero el problema más importante está de mitad de cancha hacia delante. Hasta acá Central generó muy poco y esto es porque las piezas están desordenadas.
A Gagliardi le falta un compañero, tal vez el Loncho pueda serlo. Nery Domínguez, con poquito, demostró que es más que Freitas. Jesús Méndez está impreciso y Lagos como carrilero por izquierda está inventado. En tanto, que el Pipi García no siente la posición de mediapunta, él es enganche y jugar tan adelantado en la cancha le quita visión de juego.
Lo de Héctor Bracamonte ya es, como mínimo, preocupante el delantero juega lejos del área, muy lejos. Y hasta aquí demostró incapacidad para generarse situaciones de gol, más allá de que solamente en un puñado de oportunidades lo habilitaron correctamente.
¿Cuál es la solución? Russo debe acomodar las piezas, debe encontrar un mediocampista por izquierda y adelantar a Lagos para que acompañe a Bracamonte o a Toledo, ya que entre ellos no hay tantas diferencias, al menos por ahora. Central tiene que jugar con dos puntas y si quiere jugar con un sistema 4-4-2 debe ser Méndez quien vaya por la izquierda y poner a García o Encina como doble cinco.
En cambio si desea poner un 4-3-1-2 el Pipi debe ser el enganche, Gagliardi por derecha, Domínguez o Freitas como volante central y Méndez por la izquierda.
Russo fue el que pidió a estos jugadores para que lleguen e hizo que la dirigencia le renovase el contrato a Peppino, Méndez, Toledo y al lesionado Mozzo.
Es por esta razón que es el máximo responsable de que no se sepa a qué juega Central y el único que puede empezar a cambiar esta historia.
Vuelta al trabajo
El plantel de Rosario Central comenzará esta tarde la preparación para el encuentro del próximo sábado a las 1815 ante Nueva Chicago en el Gigante de Arroyito.
Los futbolistas gozaron ayer de la jornada de descanso y hoy a las 16 entrenarán en el predio canalla de Arroyo Seco.
A partir de la primera práctica, Miguel Ángel Russo junto al cuerpo médico seguirán de cerca la recuperaciones de Paulo Ferrari, Nicolás Freitas y Héctor Bracamonte. Si bien aún es prematuro vislumbrar variantes, es un hecho que el entrenador meterá mano en el once, más allá de la expulsión de Gerardo Pérez.