Gol agónico, delirio, festejo interminable, éxtasis leproso. Ignacio Scocco fue el héroe de una jornada donde Newell’s no jugó bien pero en la que mostró que tiene jugadores de jerarquía como para ganar un partido con una acción individual fuera de contexto, como en el tanto de Nacho en la última jugada.
“Ganamos un partido importantísimo en casa. Haber anotado el gol me pone muy feliz, pero es mucho más trascendente que hayamos conseguido tres puntos en el Coloso, donde debemos hacernos cada día más fuerte”, aseguró el delantero en el inicio de la charla.
—¿Imaginabas que iba a llegar el gol con tan poco tiempo por jugarse?
—Sinceramente no sabíamos que faltaba tan poco. Uno en la cancha no sabe los minutos exactos. Maxi (Urruti) forcejeó y la peleó hasta lo último, hizo una jugada bárbara y cuando me dio el pase sabía que tenía un defensor en la espalda, por eso esperé para girar y tener la chance de tiro. Sabía que lo iba a encontrar a Justo (Villar) a contrapierna. Por suerte todo salió redondo y el gol fue un desahogo.
—Tantas alegrías juntos y ahora debiste amargarle la tarde a Justo (Villar)…
—Es alguien al que respeto. Ahora le toca defender otra camiseta y me tocó hacerle un gol. Pero para los que estuvimos en el Newell’s campeón del 2004 ese siempre va a ser un torneo que nos marcará.
—¿Te quedás con este gol o con el de San Juan?
—Con este, seguro. El de San Juan fue muy lindo, pero este nos sirvió para ganar sobre la hora en nuestra cancha, no hay comparación, tiene un gusto especial. De todas maneras, espero que haya muchos más.
—Por ahora te tocó entrar desde el banco, pero la efectividad que tenés es para poner en aprietos a Martino.
—Cuando llegué siempre dije que venía a sumar. Sabía que había una base del torneo pasado y que con los refuerzos de jerarquía que habían llegado no iba a ser fácil tener un lugar. Me pone muy feliz convertir, pero especialmente que el gol sirva para darle un triunfo al equipo.
—El Tata mencionó que al entrar al vestuario no había euforia a pesar del gran triunfo, ¿notás que se están exigiendo demasiado?
—Es cierto, eso demuestra que hay un grupo ambicioso. Ganamos sobre la hora, los tres puntos son importantísimos, pero es verdad que cuando el Tata entró al vestuario dijo “ganamos, no perdimos”. La realidad es que estábamos calientes, disconformes, no nos gusta jugar mal. De todas maneras, ahora ya lo disfrutamos un poco más y tomamos conciencia que 11 puntos sobre 15 está muy bien.
—El de ayer debe haber sido uno de los mejores bancos de suplentes de tu carrera con Lucas Bernardi, Diego Mateo, Sebastián Peratta…
—Eso habla bien de Newell’s, de la jerarquía que tiene el equipo. Es una linda presión para todos. Y una tranquilidad para el entrenador que sabe que tiene alternativas válidas en el banco.
—¿Sentís que estás para jugar desde el comienzo?
—Estoy trabajando para eso. Todos queremos jugar, pero hay lugar para once. Lo importante es que día a día me siento mejor y voy recuperando confianza, que para el juego de cualquiera es fundamental.
—Estos goles permitieron que la gente te idolatre aún más, ¿extrañabas este contacto con los hinchas?
—Cuando decidí volver lo primero que buscaba era esto, volver a sentir el cariño de la gente, la emotividad de nuestro fútbol. Siempre me identifiqué con Newell’s por todo lo que me dio y en este regreso devolverle a la gente el cariño con goles es una satisfacción inmensa.
—¿Se ilusionan después de este gran arranque?
—Tenemos que ir despacio. Sabemos que el inicio en puntos es bueno, pero hay que mejorar. Lo importante es despegarnos un poco de la zona de abajo. Y que la gente se ilusione es bueno, porque significa que le estamos dando algo para que crean en el equipo.
—¿Sienten que los rivales tienen mucho respeto por Newell’s?
—Por los planteos sí. Newell’s tiene un gran poderío, jugadores de jerarquía, un técnico de prestigio. Muchos equipos se conforman con el empate. Se hace difícil jugar, pero a la vez ese respeto debe llenarnos de orgullo.
—¿Te motiva volver a jugar ante River?
—Lo que me motiva es ir a la cancha de River sabiendo que vamos a ir a buscar el partido, algo que hacen pocos. Nuestra mentalidad es esa, cualquiera sea la cancha o el rival. Y al jugador le provoca satisfacción jugar de esa manera.