Tres jóvenes acusados de participar en el homicidio de Miguel Albariño ocurrido en barrio Tablada en mayo pasado fueron liberados luego que el Juzgado de Instrucción 10ª entendiera que las pruebas reunidas en el expediente no son suficientes para determinar la participación de los sospechosos en el hecho, por lo que les dictó la falta de mérito. El asesinato fue el tercero de una saga mortal que los investigadores tabularon como el enfrentamiento entre dos bandas del barrio, aunque en el caso de Albariño se informó que no tenía vinculación directa con ellas y fue ejecutado por encontrarse en el lugar y el momento equivocados.
Miguel Nicolás Albariño tenía 17 años cuando la madrugada del 15 de mayo pasado murió desangrado en Grandoli y Spiro luego de recibir varios disparos en las piernas que le afectaron una arteria.
Según la pesquisa, el ataque se produjo en una vivienda ubicada en Cepeda al 3800, hasta donde la víctima llegó junto a tres amigos luego de trabajar como limpiavidrios.
Luego se habrían presentado entre 8 y 9 personas que se introdujeron en la vivienda y atacaron a la víctima. Dos días después, en una serie de allanamientos, fueron detenidos Sergio Maximiliano A., conocido como Checho, de 24 años; Hugo Martín F., alias Tincho o Huguito, de 26, y Ángel Gabriel B., identificado como Ángel o Angelito, de 20 años.
Voz de un testigo
Uno de los testigos refirió que esa noche volvieron de trabajar junto con la víctima, y dos amigos más y se dirigieron a la casa de uno de ellos, conocido como Negro. Cuando estaban en la puerta llegaron tres jóvenes, uno de ellos sacó dos pistolas y gritó: “¿Mirá qué tengo? Estas dos celosas” y efectuó tiros al aire.
Tras esto, el dueño de casa pateó la puerta y entraron todos corriendo, el morador apagó la luz y salió diciendo que iba a arreglar el problema, pero minutos después entraron unas 9 personas y el que tenía el arma sacó a Albariño de los pelos de abajo de la cama y le efectuó tres tiros en las piernas.
Entonces el declarante y el otro joven salieron corriendo, versión corroborada por otro testigo. Pero el dueño de casa dijo que los agresores entraron y sacaron a dos de los chicos, entre ellos Albariño, y los llevaron fuera de la casa.
Concluida la etapa instructiva, la jueza Patricia Bilotta consideró que no se reunieron elementos suficientes para llevar a juicio a los sospechosos por lo que les dictó la falta de mérito.
La magistrada sostuvo que si bien existe un reconocimiento fotográfico de Checho, el testigo no lo reconoció en rueda de personas mientras que otro de los declarantes no señaló a ninguno de los acusados. En tanto, el dueño de casa dijo que dos acusados entraron a su casa pero no pudo asegurar que fueran los que tiraron.
Bilotta tuvo en cuenta además que los declarantes se encontraban borrachos y drogados según sus propios dichos y sus recuerdos de ese momento pueden “no resultar del todo fidedignos”. La jueza valoró también la falta de secuestro de armas, proyectiles y vainas servidas, tanto en el lugar del hecho como en el cuerpo de la víctima, por lo que concluyó que no puede sostenerse ni siquiera la probable participación de los acusados en el hecho y mucho menos saber cuál fue su aporte o conducta, por lo que dispuso el dictado de un auto de falta de mérito y la libertad para los tres.
El de Albariño fue el tercero de una saga sangrienta. En el mismo sitio donde apareció tirado su cuerpo, el 1º de mayo había sido asesinado a balazos Domingo Ribles, caso en el cual también Checho fue mencionado. Días después, Daniel Alcaraz, apodado Caballo y hermano de Checho, fue ejecutado en Seguí y Chacabuco. Ribles era pariente de Gustavo Benavente, asesinado ocho meses antes a sólo cien metros de donde fue ultimado Alcaraz.