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Lluvia y viento, mala suma que se hizo sentir en la ciudad

Por Guillermo Correa.- En seis horas cayó la mitad de agua que el promedio para todo el mes. Y las ráfagas provocaron la caída de unos 70 árboles.

Pago de los Arroyos, adentro de la ciudad. Un temporal de lluvia y viento azotó, de a ratos con virulencia, a la ciudad y a la región durante toda la jornada de ayer, dejando árboles caídos, cables cortados y calles anegadas.

Según confirmó a El Ciudadano la estación Fisherton del Servicio Meteorológico Nacional, sólo entre las 9 y las 15 de ayer cayeron 33,5 milímetros de agua. La medida, que no suena alarmante, sin embargo lo es: en seis horas llovió la mitad del promedio histórico para todo el mes, que es de 61,6 milímetros. Y se notó: en lo peor de la tormenta, tramos del bulevar Oroño y de la avenida Belgrano parecían riachos, un panorama que se replicaba en varios puntos de la ciudad.

Pero el agua no venía sola. También durante buena parte de la jornada un fuerte viento levantaba enormes crestas en el río Paraná y en la ciudad ráfagas se llevaban puestas grandes ramas y hasta árboles enteros. La racha más violenta se registró a las 16.12, cuando el viento del sudeste alcanzó una velocidad de 81 kilómetros por hora: en ese instante, el temporal local tuvo la categoría de “tormenta tropical”, según la escala de huracanes de Saffir-Simpson utilizada en el hemisferio norte.

Y las consecuencias se hicieron sentir. Según confirmó el titular de Defensa Civil, Raúl Rainone, unos 70 árboles completos y ramas de gran porte habían caído por efecto del viento en distintas zonas de la ciudad, pero especialmente en el noroeste. Al menos cuatro árboles cayeron sobre vehículos que, por suerte, estaban estacionados y sin personas adentro, aunque en términos materiales resultaron seriamente dañados. Y al menos una decena de árboles cayó sobre cables, tapiales o directamente casas, dejando daños materiales pero no heridos.

En Necochea casi 9 de Julio, en tanto, un fresno se desplomó sobre los cables del trole, cuyo servicio quedó interrumpido mientras cuadrillas municipales trabajaban a destajo cortando y removiendo las ramas del árbol, arrancado de raíz. Al margen de ese operativo especial, en total, tres cuadrillas que sumaban unos 25 trabajadores actuaban en simultáneo en distintos puntos de la ciudad. Y aunque al final de la tarde la situación era de relativa calma, en Defensa Civil confirmaron a este diario que el alerta iba a continuar durante la noche y la madrugada, en atención a pronósticos de fuertes vientos que se anticipaban para la mañana de hoy.

Con todo, pese al fuerte temporal de lluvia y viento y a la acumulación de agua en varias zonas del centro y microcentro, desde Aguas Santafesinas indicaron que las intervenciones no rompieron la barrera de lo “normal” para una situación de mal tiempo. El vocero de Assa, Guillermo Lanfranco, explicó a El Ciudadano que los anegamientos fueron temporarios, y producto de acumulación de agua que superaba la capacidad de escurrimiento de las bocas de tormenta –lo que ocurría en momentos puntuales de la tormenta– y en otros casos por acumulación de obstáculos en las rejillas.

Un capítulo aparte fue, en ese marco, una curiosa conjunción de factores descrita por el funcionario: las fuertes ráfagas segaron brotes y hojas de primavera, que son más frágiles, y después el agua los arrastró hasta los sumideros taponando las rejas. Y la situación se tornó peor en las calles donde hay plátanos antiguos y de gran porte: al estar en plena floración, además de las hojas, el viento les arrancó su típica “pelusa”, que se hinchó con el agua y fue a parar a las bocas de tormenta. “Había verdaderos colchones en las rejillas”, describió Lanfranco.

Pese a ello, y a que los días previos de calor antes de la tormenta dejaron una cuota extra de botellas de plástico de agua y gaseosas en las calles que “van flotando como barquitos” hasta las bocas de tormenta –“Las de medio litro nos vuelven locos”, soltó el vocero de Assa–, la situación estuvo bajo control. Incluso, de las cinco cuadrillas de operarios en la calle, que trabajaron en desobstrucciones en cercanías de la Terminal de Ómnibus, avenida Belgrano y entre bulevar Oroño y avenida Francia, una fue durante la tarde al túnel Celedonio Escalada “por versiones que decían que estaba interrumpido el tráfico” y comprobó que el tránsito era “normal”.

Desde Prefectura Naval, en tanto, informaron que la sudestada no había generado inconvenientes costas afuera, al menos hasta última hora de la tarde. Si bien el Paraná se podía ver embravecido como pocas veces, y no había datos de cuánto había crecido por encima de la altura de 2,20 metros medida antes del viento contracorriente, en la fuerza de costas no tenían datos ni habían recibido denuncias de embarcaciones o personas en situación de peligro.

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