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El hombre prehistórico ya veía “cine”

Algunas pinturas rupestres, que presentan animales con múltiples patas o algunas partes de sus cuerpos repetidas, fueron intentos primitivos de animación realizados por artistas que pretendían dar movimiento a su obra, como si se tratara de un dibujo animado, de acuerdo con un estudio llevado a cabo por arqueólogos franceses.

Algunas pinturas rupestres, que presentan animales con múltiples patas o algunas partes de sus cuerpos repetidas, fueron intentos primitivos de animación realizados por artistas que pretendían dar movimiento a su obra, como si se tratara de un dibujo animado, de acuerdo con un estudio llevado a cabo por arqueólogos franceses.

“Esta forma de dibujar los animales permitía que, bajo la luz vacilante de las llamas que iluminaban la cueva, las imágenes parecieran moverse como los animales que representan. De esta forma, se podía ver animales al trote, al galope, lanzando la cabeza o moviendo la cola”, destaca el trabajo, publicado en Antiquity.

La investigación, que llevó veinte años de trabajo, permitió identificar 53 obras en doce cuevas francesas. En todas ellas se superponen dos o más imágenes de un animal. Los autores de la investigación, Marc Azéma y Rivère Florent, explicaron que la cueva Lascaux (al suroeste de Francia) es la que cuenta con el mayor número de casos de movimiento.

Para respaldar su teoría sobre los inicios de la animación, Azéma y Rivère hallaron discos antiguos grabados que, según ellos, fueron utilizados como taumatropos, juguete que reproduce el movimiento mediante dos imágenes y que, hasta ahora, se creía que había inventado John Ayrton en 1824.

Este juego era muy popular en la época victoriana y consiste en un disco, con un dibujo en cada una de sus caras, al que se le insertan dos cuerdas a cada lado. Al girarlo rápido entre los dedos las dos imágenes dibujadas parecen combinarse en una sola imagen animada.

Rivère señaló que los artistas paleolíticos ya habían creado un artilugio semejante. Así, indicó que se encontraron discos de hueso perforados cerca de los Pirineos y que, en su momento, fueron interpretados como botones o colgantes.

Los investigadores insertaron en estos discos unas cadenas y descubrieron que los grabados del disco de hueso tenían la intención de crear movimiento. “Estos discos y las imágenes en las cuevas estaban anunciando la creación del cine”, señaló el científico.