Miles de españoles volvieron a congregarse cerca del Congreso en Madrid, por tercera vez en una semana, para reiterar su exigencia de renuncia del presidente Mariano Rajoy y del fin de la política anti crisis centrada en el ajuste.
«¡Dimisión, dimisión»! corearon al unísono y entre silbidos varios miles de personas, muchos de los cuales aseguran no conformarse con la renuncia de Rajoy y reclaman la disolución de las Cortes Generales (Parlamento), para abrir un proceso Constituyente.
«Primero necesitamos que se vayan todos y, a partir de ahí, queremos poder decidir a través de un proceso constituyente cómo queremos vivir», decía a Télam Marcos Monero Martín-Apudia, un madrileño de 43 años en plena protesta.
«El pueblo no puede más, la situación es la que es, y la gente comprende que el modelo del neoliberalismo no es la respuesta», apunta este desocupado, quien además insiste en que la protesta es «una acción no violenta» que tiene como objetivo abrir «una negociación» con el Ejecutivo.
La nueva manifestación fue convocada después de que la policía reprimió con dureza el martes una primera concentración que reunió a unas 10.000 personas -6.000 según el gobierno- en la plaza Neptuno, a unos 200 metros del Congreso de los Diputados de Madrid, y que terminó con 64 heridos y 35 detenidos.
Al día siguiente, los manifestantes regresaron, aunque en menor número, y tras varias horas de protesta pacífica fueron igualmente dispersados por la policía, que efectuó otras tres detenciones.
La protesta de este sábado tiene lugar coincidiendo con la aprobación del presupuesto de 2013, que el gobierno remitió al Congreso, y que incluye el mayor ajuste de la democracia, equivalente a unos 40.000 millones de euros, importe similar al que España debe pagar por su deuda.
De la misma manera que en los días anteriores, más de 1.000 policías rodearon las inmediaciones de la Cámara Baja, donde a su vez se dispusieron vallados de seguridad para impedir el paso hacia el edificio del Parlamento.
Los manifestantes comenzaron a concentrarse por la tarde en la Plaza de Neptuno, animados por la misma plataforma ciudadana, «25-S. Rodea el Congreso», -nacida del movimiento de los indignados- que organizó la protesta del martes a través de las redes sociales.
La concurrencia fue aumentando hasta llegar aproximadamente a un número similar al del martes, en su mayoría jóvenes que portaban pancartas con la palabra «No», en referencia a los recortes.
«¡No es una crisis, es una estafa!», «¡Manos arriba esto es un atraco!» o el ya famoso «Que no, que no, que no nos representan», fueron algunas de las consignas coreadas por los asistentes.
«Esto nos pasa por un gobierno facha» o El que no bote (salte), apoya los recortes» cantaban también los concentrados entre saltos y animados.
Entre los manifestantes circuló una gran pancarta con el dibujo de un león la frase «Rodea el Congreso, Actúa sin miedo».
Los primeros en llegar, que se colocaron junto a la valla de seguridad, gritaban indignados a los policías: «¿Dónde está el número de placa?».
La actuación del martes de los agentes antidisturbios fue respaldada sin matices por el gobierno y criticada por las fuerzas opositoras, que incluso reclamaron una investigación para determinar si hubo abusos así como «infiltrados» de la propia policía entre las personas que lanzaron objetos a los antidisturbios, lo que detonó una de las cargas.
En las redes sociales circularon en los últimos días cómo pólvora las imágenes de policías reprimiendo a manifestantes en los andenes de la estación de trenes de Atocha así como la de un agente de civil pidiendo a sus «compañeros» que no le pegaran en plena represión.
La Delegación del Gobierno de Madrid afirmó que la convocatoria de hoy era «ilegal» porque no fue comunicada, y que habían llegado a la capital grupos de «anti sistemas».
La policía acusó a las personas detenidas el pasado martes de un delito contra las Instituciones del Estado, penado con hasta un año de prisión, pero la Audiencia Nacional lo desestimo. Ahora un juez de Madrid estudia inhibirse para que se les impute ese delito.
Pero los indignados de Madrid siguen en lucha, y lo hacen acompañados por protestas en una veintena de ciudades españolas y Europeas, como Londres, París, Amsterdam, Bruselas y Berlín. También en Portugal y en Italia, donde miles de personas salieron a las calles hoy contra los recortes.