El cáncer de ovarios es una enfermedad con un alto índice de mortalidad, ya que el 70 por ciento de los casos se detectan en estadios avanzados.
Esto sucede porque no existe un método preciso de detección precoz y sus síntomas suelen confundirse con los de patologías digestivas. “La mayoría de los cánceres de ovarios se descubren de forma tardía porque no hay una forma de detectar claramente la enfermedad. Es usual que pese a que la mujer se haga un chequeo ginecológico, el cáncer no se detecte en el momento adecuado”, indicó el director de Investigaciones
Clínicas del Instituto de Oncología de Rosario Luis Fein.
Dentro de los cánceres de ovarios, los más frecuentes –que ocupan el 95 por ciento de los casos- son los carcinomas epiteliales.
Según explicó Fein, esto ocurre cuando “el epitelio prolifera y genera un cáncer de ovario que empieza a diseminarse primero localmente por la pelvis y puede llegar al abdomen. Si uno no lo detecta puede seguir diseminándose al resto del organismo”.
En este sentido, el especialista indicó que también “hay cánceres que no vienen del epitelio, que pueden venir del estroma que es la parte que sostiene la estructura del ovario, pero es muy poco frecuente”.
Los síntomas de la patología recién aparecen en las etapas avanzadas y suelen confundirse con los de otras enfermedades, principalmente las gastrointestinales. Las manifestaciones abarcan incomodidad abdominal general o dolor, con gases indigestión, hinchazón o calambres; náuseas, diarrea, estreñimiento u orinado frecuente; pérdida de apetito.
Consultado sobre los factores que predisponen al cáncer de ovarios, Fein indicó que “la menopausia tardía o la primera menstruación precoz son algunos de ellos.
Además, el hecho de que una mujer nohaya tenido hijos también influye”. El grupo de riesgo está conformado por las mujeres que tienen más de 40 años de edad, están entrando o pasaron por la menopausia, cuentan con antecedentes familiares de cáncer, fuman, beben alcohol o consumen otras sustancias.
Si bien en los países desarrollados los tumores de ovario poseen la tasa más alta de mortalidad de todos los cánceres ginecológicos, en Argentina se trata del tercero, luego del de mama y cuello de útero. Según el Instituto Nacional del Cáncer, cada año se registran en el país dos mil casos por año, lo que se traduce en 9 diagnósticos por cada 100 mil mujeres.
Si la enfermedad se detecta en el estadio I, cuando el cáncer llegó sólo a un ovario, la paciente tiene un 93% de sobrevida. “Lamentablemente, la mayoría de los casos se detectan en estadio III, que es el momento en que la paciente comienza a sentir algunos síntomas inespecíficos y acude al doctor. Detectado en este estadio, el cáncer de ovarios tiene una supervivencia del 30 por ciento”, explicó Fein. Y agregó: “A la mayoría de las mujeres a las que les detectamos el cáncer en un estadio avanzado y no logramos curar, podemos prolongarle la vida con tratamiento. Depende de la respuesta y la tolerancia al tratamiento”.
En este estadio –que es el más frecuentela patología involucra a uno o ambos ovarios, y se extiende a la pared abdominal.
En cambio en el IV, el cáncer se diseminó a otros órganos como hígado o pulmones.
Según explicó Fein, “el cáncer de ovario en estadios tempranos sólo se detecta de manera casual, como en una cirugía por ejemplo”.
Si bien no hay un examen específico para detectar esta patología en estadio temprano, el especialista recomendó a todas las mujeres “acudir al ginecólogo una vez al año y realizar un examen completo”. Y agregó: “Si bien no se puede hacer nada específico, eso disminuye el riesgo y favorece a que se encuentre más temprano”.
Al no haber un método concreto de detección precoz, existen distintas investigaciones que apuntan a hallarlo. Sin embargo, hubo pocos avances en los últimos 15 años respecto al tratamiento para las etapas avanzadas.