Turquía bombardeó ayer objetivos en Siria en respuesta a la muerte de cinco civiles turcos alcanzados por fuego lanzado desde el país árabe, en uno de los incidentes más graves entre ambas naciones desde el inicio de una revuelta insurgente en Siria que ya dejó miles de muertos.
“Nuestras fuerzas armadas, siguiendo las reglas de conflicto, han bombardeado objetivos en Siria, tras determinar mediante el radar desde donde dispararon”, dijo un comunicado de la oficina del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, informó Europa Press.
El incidente que desató el bombardeo ocurrió en la región de Akçakale, en el sureste de Turquía, cuando tres proyectiles de mortero cayeron en una aldea y causaron la muerte de cinco personas –cuatro niños y una mujer– y heridas a otras 13.
Al parecer, los proyectiles de mortero fueron disparados desde la ciudad siria de Tall al Abyad, un puesto fronterizo que cayó en manos de insurgentes del grupo faccioso Ejército Libre de Siria hace unos diez días.
Desde entonces, los insurgentes, que quieren derrocar al presidente sirio, Bashar al Assad, se enfrentan con las tropas del Ejército nacional por el control del puesto.
El viernes pasado cayeron en Akçakale proyectiles lanzados desde el lado sirio de la frontera, aunque no causaron víctimas. También habían caído obuses en suelo turco a mediados de septiembre, y entonces resultaron heridas tres personas.
Se trata del incidente más grave entre Turquía y Siria desde junio pasado, cuando la defensa antiaérea siria derribó un avión de combate turco, provocando la muerte de sus dos pilotos.
Si bien Ankara y Damasco eran aliados, Turquía se volvió uno de los países más críticos del gobierno desde el inicio de las revueltas en Siria, en marzo de 2011, acusando a Al Assad de reprimir y matar a su propia gente y pidiendo su renuncia.
La revuelta causó al menos 25.000 muertes, mientras que otras 2,5 millones de personas necesitan ayuda humanitaria y más de 250.000 se refugiaron en los países vecinos, de acuerdo a las cifras de Naciones Unidas.
Ankara permitió a los rebeldes organizarse en territorio sirio y presionó en círculos diplomáticos para que se establezca una zona humanitaria protegida internacionalmente dentro de Siria.
Más de 82.000 refugiados sirios llegaron a Turquía en los últimos meses, con un coste para el Estado turco de más 300 millones de dólares hasta septiembre, según cifras del gobierno de Ankara.
Además, los enfrentamientos cerca de la frontera afectaron al comercio entre las ciudades sirias y turcas, que vieron afectadas su economía y un aumento en el desempleo.
Por su parte, desde en Nueva York, el secretario general de las Naciones Unidas invitó al gobierno de Damasco a “respetar plenamente la integridad territorial de los países vecinos” y a “poner fin a la violencia contra la población”.
En una nota, Ban ratificó que la militarización del conflicto en Siria está llevando a “resultados trágicos” para los civiles del país y produciendo peligros crecientes para los países limítrofes.