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Venezuela: todo es incertidumbre

La "calle" marca paridad en las elecciones: las encuestas dicen otra cosa.

En la historia reciente de Venezuela no ha habido elecciones presidenciales marcadas por la incertidumbre como las que se celebrarán este domingo 7 de octubre, no sólo porque los sondeos de opinión no coinciden en nombrar a un ganador, sino porque se teme que un resultado adverso para cualquiera de los candidatos pueda desembocar en episodios de violencia.

Hasta mediados del año pasado, los resultados parecían cantados. El gobierno acumulaba un respaldo de más del 60 por ciento del electorado y la variopinta oposición seguía sin poder organizarse. El quiebre se produjo tras el cáncer que atacó al presidente Hugo Chávez –aún se desconoce su tipo, aunque han indicado que está ubicado en la zona pélvica– y que lo obligó a moverse de la escena política durante meses.

En el lapso que duraron los tratamientos para combatir el mal (cirugías varias, radio y quimioterapia), Chávez estuvo prácticamente ausente y las pocas apariciones públicas fueron limitadas y emitidas a través de canales de televisión oficialistas. En Caracas, mientras tanto, los analistas ya comenzaban a debatir los nombres de posibles “herederos” del Palacio de Miraflores, ocupado desde 1999 por el militar retirado.

A la par, la oposición logró dejar de lado las diferencias y formar un partido único, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), con Henrique Capriles como abanderado y, desde entonces, lo que parecía asegurado se tornó en una gran incógnita.

Antes las manifestaciones multitudinarias estaban sólo reservadas para el gobierno, pero sus detractores también demostraron su fuerza en sendas convocatorias, como la del último domingo, que hizo colapsar la capital.

En las calles parecieran correr parejos, pero las encuestas no coinciden y, por el contrario, cada una de ellas le otorga a los rivales victorias incuestionables. Por ejemplo: la consultora Varianzas arrojó un “empate técnico” (Chávez 49,3 por ciento y Capriles 47,2 por ciento), mientras que el Centro de Medición e Interpretación de Datos Estadísticos 50.1, le da al presidente un 58,9 por ciento y a su contrincante un 31,3 por ciento. La respetada Datanalisis establece la brecha a favor del mandatario en 15 puntos, pero otras incluso le dan el triunfo a Capriles.

El conflicto radica en que una vez conocida la decisión popular, cualquiera de las dos campañas podría desconocer los resultados finales amparados en las previsiones de las consultoras.

“Los planes desesperados de la extrema derecha los vamos a derrotar, no sólo en las urnas. Si se les ocurriera tratar de desestabilizar al país, haríamos que se arrepientan”, aseveró el Jefe de Estado la semana pasada. “Han hecho una campaña electoral para crear las condiciones en función de desconocer el resultado e iniciar un proceso de desestabilización donde ellos creen contar con respaldo internacional de factores de poder para ir a un proceso, quizá, de búsqueda de poder por otras vías”, denunció a la par el canciller Nicolás Maduro.

La misma teoría es compartida por la MUD. “Si el gobierno se atreve a alguna aventura o a darle un palo a la mesa de tratar de desconocer la voluntad de nuestro pueblo, ahí va a haber un pueblo en la calle para exigir respeto a la voluntad, que se va a expresar el 7 de octubre”, replicó Capriles.

Cerca de 19 millones de venezolanos votarán por quien los gobernará en el lapso 2013-2019, en unos comicios que, sin dudas, marcarán un antes y un después en un país polarizado al extremo.

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