Disgusting, una agrupación rosarina cuyo repertorio incurre en un diálogo entre el rap, el metal y el hardcore, presentará su primer disco de título homónimo, esta noche, a partir de las 22, en Pugliese (Corrientes 1530).
El nuevo material condensa las composiciones que Santiago Ruani, Pablo Fredes, Luciano Ragusa, Gustavo Arregui, Ignacio Lahuerta y Alejandro Goldberg vienen trabajando y mostrando en distintos escenarios desde su formación en los 90.
“Al principio de nuestro trabajo, formamos una banda de hip hop pesado con un poco de metal, con lo cual usábamos muchas máquinas, mucho sound system, como le llaman hoy los chicos del hip hop a ese recurso. Después fuimos sumando batería, bajo, guitarra y se fue agregando gente hasta llegar a la formación actual con la que venimos tocando, la mayoría, hace ya seis o siete años”, relató Alejandro Goldberg, el vocalista de la banda.
De esta manera, el estilo de Disgusting fue mutando, incorporando sonoridades y llegando a una tonalidad en la que reconocen cercanías con el “poder creativo de Korn y el metal pesado de Sepultura”, combinado con su gran pasión, el rap.
“Cuando comenzamos, veníamos de escuchar mucho hip hop, bandas como Cypress Hill o Beastie Boys –continuó Goldberg–. Después se dio que muchas bandas de hardcore empezaron a fusionarse con el hip hop. Mamamos ese proceso, que también fue el nacimiento del nu metal, cuando empezó a tocar Korn, Limp Bizkit. Como la mayoría de nuestras influencias son de los Estados Unidos, las rimas nos resultaban más fáciles en inglés. A medida que pasó el tiempo, se fueron incorporando al estilo bandas francesas y brasileñas; artistas como Resorte o Marcelo D2, con los que empezamos a ver el sonido de esas rimas y nos dio la posibilidad de incorporar el castellano a nuestro repertorio. En este disco no se ve tanto el cambio idiomático, pero seguramente va a estar más presente en el próximo”.
Y en la búsqueda de la incursión en el idioma que naturalmente maneja, la agrupación busca también relacionarse de otra forma con su país y su ciudad. “Queremos relacionarnos con el país, porque las letras hablan de cosas que tienen que ver con Argentina, con Malvinas, con la situación económica y con la crisis de 2001. Entonces pensamos que si las letras tienen un contenido nacional y popular y son en inglés hay una contradicción. No queremos perder el inglés que nos permite salir y que nos escuchen afuera, pero también queremos incorporar el castellano para relacionarnos de otro modo con el público de acá. Además, sabemos que somos hijos de los 90 donde todo venía de afuera, pero hay que romper con esa lógica y pelear para que se escuche lo nacional”, afirmó el músico.
Por último, y consultado sobre las posibilidades del género en la escena musical rosarina, Goldberg contó: “Es difícil, Rosario es bastante arisca al metal o a la fusión del metal con el rap. Está Pablico que nos va a acompañar en el show; él es reconocido en Latinoamérica pero acá le cuesta llenar El Sótano. De todos modos, creo que poco a poco, con los nuevos medios de comunicación, la gente va abriendo la cabeza a otros géneros. Notamos que estamos llegando a gente que viene de otros palos. Aunque sabemos que todavía estamos en un punto en el que hacemos un metal apto para todo público, «metal ATP», diría una amiga. Al tener mucho de hip hop y los riffs ser más rítmicos, la gente puede acceder más fácilmente a nuestra propuesta”.