Un joven de 26 años fue detenido anteayer en la localidad bonaerense de Monte Chingolo acusado de formar parte de la banda de boqueteros que hace casi un mes robó más de 30 millones de pesos de las cajas de seguridad del banco Macro ubicado en el centro de la ciudad de Santa Fe.
La captura de M. O. fue llevada a cabo por personal de la División Robos y Hurtos de la Policía Federal, luego de que la Policía santafesina solicitara asistencia en la investigación del caso, ya que se presume que varios de los involucrados directamente con el atraco residen en el gran Buenos Aires, indicaron voceros del caso.
Un pesquisa indicó que el joven fue detenido anteayer en su lugar de trabajo de esa localidad, ubicada en el partido de Lanús, al sur del conurbano bonaerense, y se presume que tuvo “participación directa” en el robo, a diferencia de los apresados hasta ahora.
Una comisión de la Policía provincial viajó especialmente a la provincia de Buenos Aires y en la mañana de ayer trasladó al sospechoso para ponerlo a disposición del juez de la causa, Jorge Patrizi, quien tiene el expediente bajo secreto de sumario, apuntó un pesquisa.
En los últimos días, los investigadores detuvieron a seis personas vinculadas con el robo al banco Macro, aunque algunos recuperaron la libertad por ser considerados “partícipes secundarios” del hecho.
Se trata de tres jóvenes apresados en la ciudad de Recreo, un cordobés al que se vincula con el Volkswagen Bora abandonado por los delincuentes después del robo en la salida a la autopista Estanislao López, y dos custodios que estaban a cargo de la seguridad en la sucursal bancaria.
Sin embargo, debido al secreto de sumario, todavía no se conocen detalles de la participación de cada uno en el hecho.
Mientras tanto, los pesquisas continúan buscando a más integrantes de la banda en varias provincias, aunque se sospecha que los principales integrantes son oriundos de Córdoba.
De hecho, versiones extraoficiales indicaron que se vincula a los autores del atraco a asaltos cometidos contra las firmas Agustino Cueros y Tarjeta Kadicard de Córdoba, cometidos el primero en 2009, y el otro al año siguiente.
El atraco fue descubierto cerca de las 6 del domingo 9 de septiembre pasado, cuando llegaron al banco ubicado en peatonal San Martín 2459 los dos guardias de seguridad que debían hacer el relevo. Apenas pisaron el interior del local se dieron cuenta de que algo no estaba bien, ya que ninguno de sus compañeros pudo ser localizado.
Luego de revisar el interior de la sucursal, hallaron maniatados en un baño a los dos custodios y también a dos empleados de una empresa de limpieza. Cuando fueron desatados, relataron lo ocurrido y a partir de ahí, el lugar se fue llenando de patrulleros y luego de clientes de la entidad, que querían saber qué había pasado en el lugar, temiendo por sus depósitos.
La pesquisa indicó que parte de la banda ingresó minutos después de las 20 del sábado en un estacionamiento ubicado sobre calle San Jerónimo al 2400, cuyos fondos dan con un pequeño espacio verde. A esa hora, el lugar estaba cerrado, por lo que rompieron el candado y fueron hasta el fondo. Utilizando una escalera plegable de aluminio, llegaron al patio que está en la parte trasera de la entidad, y entraron por un ventiluz al sector posterior del banco, compuesto por construcciones tipo chorizo.
Los restantes entraron por la puerta principal, aprovechando la llegada de empleados de una empresa de limpieza.
Lo primero que hicieron los boqueteros, que tenían sus rostros cubiertos con máscaras de goma, fue reducir a los dos empleados de seguridad, quienes fueron llevados hasta un baño, maniatados y encerrados bajo llave.
Luego fueron hasta el sitio de atención al público, desde donde ingresaron al sector donde se encuentran las 640 cajas de seguridad. Hasta ese lugar llegaron con algunas herramientas, con las cuales comenzaron a forzar las cajas. Según voceros de la investigación, se abrieron 77 cajas ubicadas en distintos sectores, 10 de las cuales estaban vacías.
El robo les habría reportado a los delincuentes un botín de más de 30 millones de pesos, entre divisas y diferentes objetos de valor, según los informes recogidos entre los damnificados.
Para los pesquisas, los integrantes de la banda hicieron inteligencia durante mucho tiempo y también buscaban llegar al tesoro, pero no pudieron hacerlo. El caso es investigado por el juez de Instrucción en lo Penal Jorge Patrizi.