El escritor chino Mo Yan, galardonado ayer con el Premio Nobel de Literatura 2012 por una obra que describe con un “realismo alucinatorio” la agitada historia de su país y su apego a los paisajes de la China oriental de su infancia, dijo que está “feliz” con la distinción y prometió “esforzarse más” en sus escritos.
“Al saber que me concedieron esta recompensa me sentí muy feliz”, dijo el laureado, de 57 años, en su primera reacción tras conocer el veredicto de la academia que concede el premio. “Voy a esforzarme más en la creación de nuevas obras. Quiero trabajar más para agradecérselo a todo el mundo”, añadió.
“Sin embargo, creo que este premio no lo es todo. Creo que China tiene numerosos autores con mucho talento. Su brillante producción merece también ser reconocida en el mundo”, añadió el novelista desde su pueblo de Gaomi, en la provincia oriental de Shandong, donde lo sorprendió la noticia.
Mo Yan, de 57 años, conjuga “realismo alucinatorio, leyendas, historias y elementos contemporáneos” y creó un universo que evoca los de William Faulkner y Gabriel García Márquez, “tomando por punto de partida la antigua literatura china y la tradición oral”, adujo la Academia Sueca en Estocolmo.
Se trata del segundo escritor en lengua china que recibe el Nobel después de Gao Xingjian (en el año 2000), un autor disidente naturalizado francés en 1997, cuyo galardón fue silenciado por la prensa del régimen comunista chino.
Mo Yan (cuyo verdadero nombre es Guan Moye) nació en 1955 y creció en Gaomi, provincia de Shandong, en el este de China. Su seudónimo significa “No hables”, y cuenta que lo eligió cuando escribía su primera novela, El rábano de cristal (1986), en la que un niño que se niega a hablar cuenta la vida en el campo tal como era en la infancia del autor.
Algunos de sus libros, como La república del vino (1992), “fueron juzgados subversivos debido a su crítica aguda de la sociedad china contemporánea”, destacó la Academia Sueca.
Mo Yan saltó a la fama en los países occidentales con la adaptación cinematográfica de Sorgo rojo, de Zhang Yimou, que ganó el Oso de Oro de la Berlinale en 1988.