El Complejo Astronómico Municipal recibió un apoyo financiero del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de 4.500 dólares para desarrollar el proyecto “El cielo narrado”, que busca recuperar la visión cosmológica de la comunidad qom en Rosario. Con eso, profesionales del Complejo, asociados al Centro Cultural El Obrador, estudiarán durante los próximos seis meses “otra lógica: una nueva forma de nombrar el cielo y de ver el mundo”, tal como señaló su director, Guillermo Ríos. Así, a partir de investigaciones y los relatos de la población qom se buscará conocer, mostrar y transmitir otros universos dentro de un mismo cielo.
Todos los años, el BID lleva adelante el Programa de Desarrollo Cultural, con el objetivo de fomentar el desarrollo cultural comunitario cofinanciando proyectos en América latina y el Caribe. De la Argentina, tres instituciones fueron premiadas, una de ellas, el proyecto “El cielo narrado” del Complejo Astronómico Municipal. Ahora, gran parte del equipo técnico del Complejo, junto con el Centro Cultural El Obrador, se abocará a investigar y traer a los ojos de todo el público las cosmovisiones de uno de los pueblos originarios. El director del Complejo Astronómico Municipal sintetizó el proyecto como “interesante, creativo e importante”. El mismo tiene un plazo de seis meses, en ese tiempo, deberá llevarse a cabo la investigación y las exposiciones consecuentes de dicho trabajo.
“El cielo narrado” surge a partir de cuestionar el relato en torno al universo, los nombres de estrellas, constelaciones y planetas. “Vimos que todos los conceptos que utilizamos responden a una mirada occidental. Comenzando por los griegos mirando al cielo, produciendo los primeros agrupamientos y nombrando al universo de determinada manera; construyendo una cosmovisión, tradición y conceptos que luego recogen los filósofos, los astrónomos y que, cuando se produce la conquista de América, se imponen, silenciando otra: la tradición y cosmovisión de los pueblos originarios”, explicó Guillermo Ríos. Ante la reflexión, el equipo del Complejo decidió preguntar: “¿Qué pasó con esa tradición, que esa otra forma de nombrar, de ver el mundo y el cielo?”.
Muchísimos relatos sobre el universo se han tejido a lo largo de la historia. Cada una de estas formas de mirar al cielo tienen su implicancia sobre la tierra: son construcciones e interpretaciones subjetivas, y forman parte del patrimonio “intangible” de la sociedad: “El concepto de patrimonio tiene que ver con aquello que necesitamos sostener, recuperar, para poder transmitir a otras generaciones. En ese sentido, hay un patrimonio más objetivable: una casa o un edificio, por ejemplo. Pero los relatos que tienen que ver con ideas son intangibles, y si bien muchas veces se materializan, en este caso ni siquiera están en un libro. No se puede pensar como algo homogéneo ni como algo total, sino que es como un rompecabezas, sobre todo en esta región, lleno de historias que remiten a miles de cuestiones. Tiene que ver con los que llegaron, con los que estaban, con lo que se fue construyendo a lo largo de 500 años”.
La mayoría de las historias que hacen a este patrimonio se pasan de generación en generación de manera oral, por eso la investigación se vuelve muy compleja. Hay poco escrito, algunas investigaciones que ya están en manos del Complejo, otras que se están buscando y otras que van a nacer del diálogo con los miembros de las comunidades qom.
El proyecto tiene en cuenta esto último, por eso, parte del dinero estará destinado a comprar telescopios para hacer talleres en el barrio. Por eso, la primera tarea del proyecto será esa: la recuperación de la historia. “Después tenemos que ver qué hacemos con todo ese material. Como somos un complejo astronómico, no podemos hacer otra cosa más que usar nuestras herramientas. Por eso vamos a armar una función del Planetario con estos relatos, que estarán expuestos allí para que el público lo pueda mirar y se involucre en ese universo. También vamos a construir una «astroludoteca», para poner eso en juegos de mesa”, concluyó Ríos.