La campaña por la reelección como gobernador del estado venezolano de Miranda seguramente sea la más expuesta y peligrosa de la carrera política de Henrique Capriles Radonski. Embarcarse en ella, a su vez, demuestra que el ex candidato a presidente de Venezuela por la opositora Mesa de Unidad, que obtuvo un 11 por ciento menos que el eternizado Hugo Chávez en la contienda electoral del pasado domingo 7 de octubre, tiene decisión, agallas y responsabilidad para hacerse cargo de un liderazgo refrendado por 6 millones de votos obtenidos en la presidencial.
Será una disputa difícil. Es que, por un lado, para cuando el 20 de octubre se lance la campaña electoral por las 23 gobernaciones de Venezuela –los comicios son el 16 de diciembre– gran parte de las burbujas del éxito oficialista del 7 de octubre estarán todavía en la superficie. Burbujas que el aparato comunicacional del gobierno chavista se encargará de que no se diluyan.
Por el otro, Capriles tendrá que derrotar a quien hasta el miércoles fue vicepresidente dela Repúblicay por unos días más seguirá siendo ministro de Agricultura y Tierras, Elías Jaua.
El enfrentamiento será para Capriles mucho más difícil que el de 2007, cuando disputó la gobernación con Diosdado Cabello, uno de los “comodines” políticos de Chávez (ex ministro de Obras Públicas, ex de Comunicación, ex vicepresidente, actualmente vicepresidente del PSUV y presidente dela Asamblea Nacional), que ese año buscaba ser reelecto gobernador, después de una mala y accidentada gestión.
Aunque más joven que Cabello, Elías Jaua es un político mucho más veterano, un cuadro activo desde la universidad, en la línea identificada con Cuba y los hermanos Castro y quien, además, como vicepresidente, realmente tuvo presencia y actuaciones en Miranda.
Hoy, además, es uno de los políticos con mayor injerencia y cercanía a Hugo Chávez, como se pudo ver no sólo en la campaña presidencial sino en la misma noche de la victoria, cuando estuvo al lado del comandante y su familia en el “balcón del pueblo” del Palacio de Miraflores.
“La de Capriles es una decisión dramática, nada fácil”, señala desde Caracas Jesús Seguías, titular de DatinCorp. “Capriles deberá enfrentar la máquina roja-rojita que venció el 7 de octubre, pero que además lo derrotó por un 49,91 por ciento contra el 49,56 en su propio estado”, dice este analista, sin descartar que la contienda en Miranda será llevada a un plano nacional, para recrear la situación de la presidencial.
Sin embargo, una de las razones por las que Capriles arriesgaría su carrera en Miranda (más cómodo hubiese sido quedar como líder opositor que acompañaba todas las candidaturas dela MUD) sería la de reforzar y a la vez sentirse reforzado por el alcalde de Sucre, Carlos Ocariz, representante de Primero Justicia, el partido fundado por Capriles y hoy integrante dela Mesade Unidad.
De los 21 municipios que tiene Miranda (con un total de 1.950.657 electores, con mayoría de clase media), el de Sucre es el más populoso, con 458.150 votantes. Dentro del municipio Sucre, sólo la parroquia Petare alberga 321.644 electores, que conforman parte del “barrio” popular (clases D y E) más grande de Latinoamérica (extendido, además, sobre municipios de otros estados).
Renuncias
A su vez, Carlos Ocariz (escogido en las primarias como candidato “unitario” para la gobernación de Miranda), se bajó de esa candidatura para repostularse por la alcaldía de Sucre, con candidatura vacante luego de la renuncia de Juan José Caldera, caprilista acusado de corrupción en medio de la campaña presidencial.
Por eso Miranda será la madre de todas las batallas en la próxima contienda electoral de diciembre: Chávez apostará el todo por el todo para reimponerse y Capriles se jugará su liderazgo y prestigio. Si la política empieza por casa, Miranda, también allí podría estar terminada.
