Tras 34 años en el arbitraje de primera división, uno de los jueces más emblemáticos del básquet rosarino dijo basta. Francisco Grieco cumplió con su promesa y, a pesar de los muchos que intentaron que revierta su decisión, en el partido de Newell’s ante Sportivo América corrió la cancha por última vez junto a la línea. “Me voy tranquilo, prefiero retirarme del básquet y no que el básquet me retire”, explica Pancho, símbolo de honestidad y capacidad del arbitraje local, además del don de buena gente. “No sabía bien si iba a dirigir un playoff, pero al final cumplí con lo que había prometido y terminé ahora. Después de tanto tiempo en la Rosarina, en el Federativo, en la Liga, o como internacional, un playoff más o una final más, no cambiaba nada (dirigió un Panamericano). Me voy tranquilo, sin nada raro, bien con todo el mundo. Son ciclos que se cumplen”, amplió Grieco, quien lejos está de querer un homenaje o algo que se le parezca, aunque lo merece: “Hay que irse rápido y que la despedida sea corta. No quiero ni homenaje, ni partido, ni plaqueta”.
Grieco no seguirá ligado al arbitraje pero el deporte y el básquet lo continuarán acompañando: “Yo voy a seguir a mis hijos en reserva o al más chico en Atlantic y correré para mantenerme en forma. Ya me anoté en varias maratones”. Pancho sabe que el arbitraje es criticado y que algunos jueces brindan más seguridad que otros, pero su concepto es que hay que esperarlos: “En ninguna profesión uno se hace en un día. A los árbitros hay que darles tiempo, el aprendizaje lleva un proceso”.
Y refrenda su determinación: “Cuando uno se va a afeitar antes del partido y no tiene ganas, o cuando hay que buscar las zapatillas para ir a dirigir y sólo piensa en lo bueno que sería quedarse a ver una película en casa o cenar con la familia, es una señal. Mi familia me apoya y creo que es una decisión sabia”. No quedan dudas de que se lo va a extrañar.
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