Luego del último debate televisado del lunes por la noche, Barack Hussein Obama, candidato demócrata a la reelección, y el aspirante republicano Mitt Romney encaraban ayer la recta final de la campaña presidencial, sinónimo de recorridos incansables por los estados que en las dos semanas que restan podrían darles los votos necesarios para superar el empate que marcan las encuestas. En tanto, Obama recuperó energía en el tercer último debate televisivo, donde se mostró seguro y punzante, lo que, al parecer, lo favoreció con un leve repunte, según sondeos.
Al día siguiente del enfrentamiento televisado en Florida, consagrado a la política exterior y en el cual el presidente y su rival republicano trataron de convencer a los electores de centro e indecisos, ambos reanudaron su campaña.
Obama, cuyo equipo difundió en la mañana de ayer un video y un documento marco en forma de programa, permanecía en Florida, estado que podría ser decisivo el 6 de noviembre, y pronunció un discurso en Delray, a 80 kilómetros al norte de Miami.
El mandatario viajará luego a otro estado crucial, Ohio, para asistir a un segundo mitin electoral, en el que se encontrará con su vicepresidente, Joe Biden.
Hoy su gira se convertirá en un maratón con etapas previstas en Iowa, Colorado, Nevada y California, donde participará de un programa de televisión.
Por su parte, Romney se encaminó a Nevada y Colorado, los dos principales estados del oeste en los que puede decidirse el resultado de los comicios.
Obama apostó a su condición de comandante en jefe durante el debate del lunes a la noche, cuando catalogó a su adversario de incompetente y dubitativo en política exterior.
Esa estrategia ofensiva de Obama parece haber dado sus frutos, de creer a los sondeos instantáneos, que daban al presidente saliente vencedor del debate, con diferencias mayores o menores.
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