Por Miguel Passarini
Gran parte del imaginario popular argentino atesora entre sus más preciados recuerdos las postales de Esperando la carroza, film que bajo la dirección del recordado Alejandro Doria se estrenó en 1985, para convertirse, con el paso de los años, en un verdadero referente del grotesco cinematográfico nacional.
A 27 años de aquél histórico momento, y luego de revelarse también como uno de los pocos clásicos de la pantalla chica que garantiza rating independientemente del día y la hora en que se emita, el jueves, Esperando la carroza regresó a los cines en formato remasterizado. En el film se retratan con mordacidad las peripecias de dos sectores de una misma familia (los que tienen cierto poder económico y lo que no) enfrentados por el “problema” de Mamá Cora, una octogenaria que aparenta ser un lastre para todos hasta que un día la dan por muerta, lo que desata una catarata de situaciones tragicómicas.
“Este es un momento maravilloso, emocionante y muy gratificante, es como un premio que nos regala la vida, porque trae al presente esa alegría y ese privilegio de haber participado de algo que la gente aceptó con tanto fervor, con tanto cariño; la película forma parte del lenguaje familiar, e incluso de las vacaciones, porque se la llevan, y cuando llueve o tienen ganas de reírse, la vuelven a ver una y otra vez”, relató a El Ciudadano la talentosa actriz Betiana Blum, que en la película recrea a Nora, la “estirada” mujer de Antonio Musicardi, personaje que recayó en Luis Brandoni. El elenco protagónico del film se completa con grandes figuras como Antonio Gasalla (la inefable Mamá Cora que el actor transformó en su alter ego), China Zorrilla, Mónica Villa, Julio De Grazia, Juan Manuel y Andrea Tenuta, Lidia Catalano, Enrique Pinti, Darío Grandinetti y Cecilia Rossetto, entre otros.
Respecto del feroz espejo en el que se convierte la película, la actriz relató: “Esa fue un poco la gran propuesta de Alejandro Doria, porque el decía «vamos a aprender a reírnos de nosotros mismos para dejar de reírnos de los demás», y creo que ese fue uno de los grandes logros del film que ahora puede ser redescubierto en el cine por las nuevas generaciones”.
Con relación al trabajo junto a Alejandro Doria, uno de los directores de cine y tevé más prestigiosos de la Argentina, quien falleció en 2009, la actriz expresó: “Que pase esto 27 años después, vuelve a poner en valor el trabajo en equipo y con mucha disciplina que hubo detrás de la película. Todos confiábamos mucho en Alejandro, en todas las premisas que nos daba y en cómo planteaba las escenas, algo que no hacía de una manera convencional, dándole a todo una forma distinta, y todo fue respetado; nosotros hacíamos lo que el decía sin chistar, y eso se vio en el resultado final de la película que para todo el medio y para el público representó algo diferente para la época; hoy, la película es sinónimo de risa garantizada, porque la gente vuelve a pagar una entrada para volver a reírse de eso que ya vio o ya conoce”.
Con relación a cierta afirmación que sostiene que el film se erige como un “grotesco criollo” llevado a la gran pantalla, la actriz reflexionó: “En realidad, yo creo que si uno observa la vida es como se la refleja en la película; yo creo que la vida cotidiana es como un gran grotesco, en todo orden de la vida impera esa mezcla de risa y llanto, no hay situaciones totalmente dramáticas o totalmente cómicas, siempre hay algo de lo otro mezclado; por eso puedo decir que la película es una captación valiente y profunda de la realidad; uno se ríe de algo que es terrible, pero se ríe de algo que es muy verdadero porque cada uno de nosotros, más allá del paso del tiempo, podemos reconocernos y reírnos de nosotros mismos, y al mismo tiempo, aceptarnos como somos que es el primer paso para poder cambiar algo en la vida”.
Blum, que tras los éxitos de Filomena Marturano, El hombre inesperado y Más liviano que el aire prepara su regreso al teatro (ver aparte), también reflexionó acerca de sus propias impresiones frente a la visión del film: “Me sigo riendo como el primer día, porque la película es de una vigencia arrolladora, pero en la última escena, cuando aparecen los viejitos, no puedo evitar llorar; y ese es un gran mérito de Doria, que a lo largo de su filmografía demostró mucha conciencia de la realidad y la pudo plasmar con gran profundidad en sus películas”.
Con relación a la supuesta presunción de éxito que por entonces tenían los históricos integrantes de aquél equipo de ilustres del cine nacional, Blum reconoció: “No, nadie tenía esa intuición respecto de lo que podía llagar a pasar con la película, de lo que pasaría con el tiempo, no sé Alejandro Doria o Jacobo Langsner (el dramaturgo, autor de la pieza teatral que dio origen al film), pero nosotros, los actores, no nos imaginábamos semejante éxito. Hoy, con los años, entiendo que la llave del éxito de esta historia está en que los acontecimientos son narrados pero no juzgados; en la película se muestra lo que le pasa a esta familia que es lo mismo que le pasa a muchas en la vida real, pero nadie puede sentirse juzgado por lo que se cuenta”.
Datos de un éxito
Si bien en 1985, en las salas locales, Esperando la carroza fue un éxito que convocó a 800 mil espectadores, la película fue menos taquillera que Darse cuenta, film estrenado el año anterior por Alejandro Doria de corte dramático. Sin embargo, la película se erigió en un clásico con el paso del tiempo, impulsada desde la tevé, donde se repitió infinidad de veces. Incluso, en 2009, tuvo una segunda parte que fue un rotundo fracaso. Lo cierto es que ahora, en el primer fin de semana de reestreno en formato remasterizado, la película quedó entre las tres más vistas (vendió más de 5.500 entradas), dejando en el camino a verdaderos tanques de Hollywood. El reestreno de Esperando la carroza cuenta con el apoyo del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa). Originalmente, fue estrenada el 6 de mayo de 1985 y está inspirada en la obra de teatro homónima del uruguayo Jacobo Langsner, dada a conocer por la Comedia Nacional de Uruguay en 1962 y representada en Rosario, en 2007, bajo la dirección de Matías Martínez.
Lo que se viene en la tevé, el teatro y el cine
Entre los proyectos inminentes para tevé, teatro y cine, la actriz, que en su haber lleva rodadas más de 30 películas y que debutó en la pantalla grande en 1964, comentó que está a la espera de ser emitido un programa de humor que grabó durante todo el año: “Se llama Mi viejo verde y se verá por Telefé el año que viene porque este año no hubo lugar dado el éxito que está teniendo el canal”.
Con relación a los escenarios, Blum también adelantó: “Estoy ensayando una nueva versión de Yo amo a Shirley Valentine (de Willy Russell que en 1991 estrenó la recordada Alicia Bruzzo), bajo la dirección de Marcos Carnevale, que es un canto a la vida, porque tiene humor, ternura y habla de la aceptación de uno mismo, y sirve para preguntarnos dónde quedó esa persona que alguna vez fuimos. Esta será una versión moderna, que incluirá proyecciones, donde buscaremos retratar los momentos en los que el personaje viaja a Grecia y conoce ese mar”.
Finalmente, la actriz anunció el estreno de Otro corazón, de Tomás Sánchez, que anoche tuvo su avant premiere porteña y que el jueves se conocerá en los cines argentinos, donde comparte cartel con Fabián Gianola, Elena Roger, Lito Criz, Mariano Torre, Pepe Novoa, Patricia Sosa, Adriana Aizemberg y Carlos Moreno, entre otros.