Los ganadores de los premios Oscar de este año serán parcialmente censurados por los organizadores, pero no por cuestiones ideológicas o estilísticas, sino para evitar que la ceremonia se transforme en algo «odioso».
Todos los años, las estrellas de Hollywood que reciben un Oscar dan su discurso de agradecimiento, a veces emocionadas hasta las lágrimas. Pero como los monólogos se prolongan más de los dos minutos permitidos, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, que entrega los premios, repartió una serie de consejos.
Se trata de una suerte de manual de etiqueta, donde se advierte a los candidatos que no lloren cuando reciban la preciada estatuilla porque «es lo más odioso que pueden hacer».
Además, los organizadores pidieron que los potenciales ganadores tengan dos discursos preparados: uno de dos minutos para pronunciar en la ceremonia y otro, que puede ser más largo, para decir en cámara tras bambalinas.
De esta manera, los organizadores se asegurarán de poder llevar a cabo una ceremonia ordenada y en el tiempo estimado, que será el próximo 7 de marzo, en el teatro Kodak de Los Ángeles. La idea es que los actores puedan emocionarse tanto cuanto quieran y deshacerse en discursos, pero fuera de cámara.
Y la Academia, agradecida.