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Una huerta dio nueva vida al mayor parque rosarino

Por Agustín Aranda.- La iniciativa de Economía Solidaria permitió que la comunidad vuelva de a poco al parque de los Constituyentes. Antes del 2010 el más grande los pulmones verdes de la ciudad fue escenario de un puñado de violaciones y asesinatos.

Menos surrealista y ficcional que el oscuro bosque retratado en la serie televisiva “Twin Peaks” –del cineasta David Lynch–, el Bosque de Los Constituyentes, pulmón verde de 280 hectáreas del noroeste rosarino, carga con un tétrico antecedente: previo a 2010, fue escenario de un puñado de violaciones a menores de edad, asesinatos e intentos de suicidio. Con el estigma a cuestas, el inhóspito emblema natural se recuperó en gran parte gracias a la instalación del parque huerta municipal de Economía Solidaria, que brindó trabajo a vecinos de la zona y generó una constante actividad en un punto ciego del predio. En la actualidad, las 20 hectáreas recreativas para la comunidad son visitadas por cientos de ciudadanos cada fin de semana. A la par, unos tres cursos escolares recorren por mes el predio habitado por llamas, ponis, gallinas, patos, teros y hasta zorros. El avance inmobiliario de los últimos cinco años contribuyó a esta desmitificación. Una imagen satelital comparativa entre 2005 y 2011 revela el crecimiento de loteos y construcciones alrededor como el barrio Hostal del Sol, Aldea y el autodromo municipal “Juan Manuel Fangio”. “Es un espacio desconocido para muchos pero con gran potencial de crecimiento”, opinó el director de Parques y Paseos, Nicolás Mijich. Más allá de la posibilidad del tomar unos mates en el más salvaje de los parques rosarinos, el funcionario consideró que se trata de un lugar ideal para reserva natural de animales silvestres y exóticos decomisados en las rutas santafesinas. A su vez, el municipio evalúa levantar un edificio modelo de ecología similar al de Curitiba para difundir prácticas de sustentabilidad en materia medioambiente. La variada fauna, en la que resisten animales del antiguo zoológico de la ciudad, atrae a cazadores y pescadores de forma esporádica. Contra ellos, una veintena de operarios municipales y un agente de Policía por turno recorren el inmenso predio. A caballo, para no perturbar la biodiversidad, se encargan también de monitorear los potenciales focos de incendio.

Fantasmas y verde

A fines de 2007, el cuerpo de Camila Aldana Ramírez, una niña de 10 años, fue encontrado sin vida por vecinos y policías en una laguna de agua estancada de un descampado perteneciente al Bosque de los Constituyentes. Su padre, Diego “Lagarto” Blanco, fue sindicado por el hecho, se intentó suicidar, resistió el arresto, zafó de un linchamiento y culminó preso. A mitad del año siguiente, el cuerpo sin vida de William Hurt, un adolescente de 13 años, renovó la atención sobre el bosque como escenario fatal. Las versiones periodísticas apuntaron que las investigaciones estaban trabadas debido a lo alejado del espacio y los altos yuyos, que habrían imposibilitado la existencia de un testigo. En octubre de ese año llegaría una nueva violación seguida de muerte, esta vez de la niña de 8 años Tatiana Agüero. Las investigaciones llevaron a un vecino, apodado Tato, a la cárcel. A fines de ese mes, el barrio La Cerámica, cercano al bosque, acusó recibo y sus vecinos salieron a las calles para protestar por casos de abusos sexuales en zonas linderas con Nuevo Alberdi, al norte del bosque. En 2010 los entonces ediles peronistas Fernando Rosúa y María Eugenia Bielsa hicieron un pedido por mayor seguridad en el predio natural del noroeste. Las denuncias incluían un suicidio, 25 violaciones y 12 asesinatos desde que Gendarmería Nacional había dejado de vigilar el predio.

El socialismo, bajo el signo de la gestión de Miguel Lifschitz, respondió con el lanzamiento de uno de los cuatro parques huerta que funcionan en Rosario. En las tres hectáreas del bosque entre el barrio Puente Negro y calle Sorrento, donde habían ocurrido la mayoría de los hechos, se instaló la iniciativa de Economía Solidaria que consta de cultivar verduras, hortalizas y plantas aromáticas mediante técnicas ecológicas. Bajo el nombre “El Bosque”, la huerta convocó a vecinos, se les dio trabajo a unas 30 familias y generó actividad permanente. Según contó Mijich, cada semana el servicio de higiene municipal se encarga de juntar los residuos verdes de de la ciudad y los lleva a esta huerta, donde se hace compost –abono orgánico– que contrarresta la salinidad del suelo.

Abierto y gratuito

El área recreativa del bosque recibe en época invernal entre 400 y 500 personas por fin de semana –sábados y domingos de 8 a 19 horas–, algunos de los cuales disfrutan de las visitas guiadas. La cantidad baja con el calor como ocurre en otros parques del país. Hay que recordar que la entrada a este sector está en Tarragona y Los Glaciares, sobre el barrio Hostal del Sol. Las líneas de colectivos que llegan hasta este punto son la 115, 110, 146, 112 –ambas tanto en su bandera negra como roja– y 142 roja que funciona desde las 5 hasta las 23 horas. Para los más aventureros y deportistas, la entrada de bicicletas está permitida.

De acuerdo con el director de Parques y Paseos, por lo menos tres escuelas de la ciudad visitan el bosque para que los alumnos puedan hacer avistamiento de flora y fauna cada mes. Dirigidos por personal municipal de la Escuela de Jardinería, estos recorridos pedagógicos –todos los niveles– se convirtieron en otra constante en los últimos años. “Se trata del parque más sustentable de la ciudad. Es el menos perturbado por los desarrollos urbanísticos y a diferencia del resto cuenta con un arroyo que lo divide. En términos biológicos esto significa fauna –desde insectos hasta nutrias– que colaboran a la flora, y viceversa”, apuntó Mijich. Desde el municipio no descartan sumar esfuerzos con la provincia para que se convierta en un reservorio para los animales silvestres y exóticos que son decomisados por las distintas fuerzas de seguridad. Sobre todo si se piensa que el único alojamiento para las especies encontradas en las calles, rutas y casas santafesinas es la Granja La Esmerlada, en la capital provincial. De esa manera, un decomiso de pájaros –especies con mayor circulación en el mercado negro– en el sur santafesino no correría peligro en el traslado hacia el centro. El gobierno santafesino recibió en el último año más de 200 animales exóticos y silvestres. El bosque se sumaría al primer centro de rescate animal local proyectado por la subsecretaría de Recursos Humanos provincial debajo del puente Rosario-Victoria.

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