El discurso utilizado hasta acá por Gerardo Martino es lo que termina reflejando su Newell’s. Juega muy bien, domina los partidos desde el control del juego. Aburre a los rivales, los hipnotiza con su toque preciso, pero no tiene definición. Los deja vivir, y tres empates en cero son una muestra cabal de esto. No corre peligros importantes de perder, pero no gana. Y de ser único puntero y principal candidato al título, sin perder, quedó a tres de Vélez y fue alcanzado por Lanús y Racing quedó a tres puntos. Además deberá esperar que pasará con Belgrano y su segundo tiempo pendiente frente a Independiente.
¿Qué le falta, entonces? Alma de campeón. Ese arrebato que caracteriza a los equipos que se juegan a muerte por la victoria. Hoy podrá leerse que es el invicto más largo de su historia, superando al equipo de Marcelo Bielsa. Hubiera sido mejor perder un partido y ganar dos, pero nunca jugó el resto. Y eso, en parte, respeta el discurso de Martino, medido, equilibrado, pensado, pero que le quitó pasión. Newell’s jugó contra Boca como si hubiera sido un partido correspondiente a la primera fecha, sabiendo lo que es Boca en su cancha por su historia, más que por el presente. Lo respetó, como este Boca de Julio Falcioni no merece. Es difícil suponer que vaya a toparse con un Boca peor que este. Y no lo aprovechó. Es más, su cautela inicial elevó la figura de Nahuel Guzmán, hasta ser el mejor del partido.
En el terreno de los riesgos no se entiende por qué Martino sacó a Scocco (9 goles sobre 14 del equipo) cuando puso a Urruti. El ingreso de este lucía como una buena elección, pero nunca la salida de Scocco, cuando en la cancha Maxi Rodríguez y Pablo Pérez no ofrecían absolutamente nada. Y Newell’s tenía que ganar. “Estamos a un partido de Vélez”, dijo el equilibrado Tata para las cámaras de TV. Es cierto. Tan real como que deberá cambiar la actitud si pretende descontar ese partido. Mostrar la ferocidad que el equipo no tiene, ganar un partido de prepo es la materia pendiente. No todo en fútbol pasa por el prolijo control del juego, también debe existir la desprolijidad del que quiere triunfar de cualquier manera. Y eso Newell’s no lo muestra, al menos por ahora. La campaña es impresionante, sin entrar en detalles minuciosos, le ha descontado 22 puntos en un torneo a Tigre. Está lejísimo de San Lorenzo e Independiente, y ya nadie mira los promedios. El problema, si se piensa en el título, es que Martino sí lo sigue mirando.
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