Médicos geriatras y psicogerontólogos coincidieron acerca del “exceso de sentido” del término anti-age (anti-edad), que está presente en tratamientos de belleza y salud, a la vez que advirtieron sobre el peligro de “vender el elixir de la juventud” y afirmaron que “lo único que detiene el paso del tiempo es la muerte”.
“La noción de vejez es tanto más amplia que tener o no arrugas, o sea que decir que algo es ‘anti-age’ es un exceso de sentido. Tenemos que comenzar a adecuar el lenguaje porque sino todo lo que tiene que ver con el envejecimiento queda denostado”, afirmó a Télam el doctor en psicología Ricardo Iacub.
“Si yo digo que uso una crema anti-age estoy aceptando que la edad es un problema –agregó–, cuando la edad es simplemente vida. La arruga hoy es un problema, pero en otra época quizás ya no lo sea porque es un problema en tanto socialmente la concebimos así”.
Al remarcar que se trata de una forma de prejuicio, el especialista en mediana edad y vejez indicó: “¿Qué pasa si se promocionara una crema para no parecer judío, negro u homosexual? Seguramente nos parecería un escándalo”.
“Sin embargo –afirmó-, el ‘anti-age’ todavía se encuentra socialmente aceptado y tenemos que combatir ciertos elementos que aparecen naturalizados pero que en realidad tiene un claro componente prejuicioso y denostativo”.
El especialista advirtió: “El envejecimiento es lo mejor que nos puede pasar porque somos una sociedad que hemos logrado vivir mucho más tiempo y no por algo natural, sino porque venimos luchando denodadamente hace muchos años por conseguirlo”.
Por su parte, la magister en servicios gerontológicos y responsable del Área Académica de la Escuela del Envejecimiento de la Universidad Maimónides, Sofía Aptekman, indicó que el concepto “anti-age” es considerado una “forma sutil de maltrato hacia las personas mayores”.
“La única forma de tener anti-edad es morirte, o sea es la única manera de no sumar años. En este camino algunas marcas cambiaron esta denominación por ‘pro–age’ y este cambio sutil es muy acertado porque implica ‘envejece que nosotros te acompañamos’”, señaló Aptekman.
Por su parte, el médico psiquiatra y psicoanalista Enrique Rozitchner advirtió que “el mito de la juventud eterna y de la inmortalidad es bastante conocido desde la antigüedad y el esfuerzo del hombre por lograrlo ha sido y es una larga batalla”.
En este camino, el especialista explicó que “la medicina actual se enfrenta al envejecimiento masivo de la población” y que en este sentido se apunta a “la prevención de las discapacidades y a que los adultos mayores justamente no se dejen llevar por los falsos gurúes del anti-age, que muchas veces ofrecen soluciones mágicas y peligrosas”.
Rozitchner aseguró que “no es poco lo que se puede hacer en el sentido de mejorar la calidad de vida, ya que con la prevención de pocos factores de riesgo se logran grandes resultados y son de lo mas sencillos y económicos: actividad física por lo menos cuatro horas semanales, realizar control de la hipertensión arterial y del colesterol, no fumar, no excederse de peso son algunos ejemplos”.
“Desde el punto de vista psicológico la tendencia a refugiarse en la fantasía y la búsqueda de ideales como el de la eterna juventud u otros siempre preanuncia graves problemas”, añadió.
Y concluyó: “Los mayores mejor ubicados en su edad y que más conscientes están de sus límites son los más exitosos en la vejez y ésta no se les presenta como una lucha sin cuartel sino como una etapa llena de placeres y satisfacciones nuevas”.