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Eruca Sativa presenta “Blanco”

La banda presentará su último disco que cierra una trilogía iniciada con “La Carne” y seguida por “Es”.


Los integrantes de la singular banda cordobesa alternativa, de proyección internacional.

“La carne es blanco” alertan los Eruca Sativa en momentos de concluir Blanco, su último trabajo de estudio con el que cierran la trilogía iniciada en 2008 con La carne y seguida, dos años más tarde, con Es. La banda cordobesa de proyección internacional llegará esta noche a Rosario para, desde las 22, dar rienda suelta a su ritual poderoso en Willie Dixon (Suipacha y Güemes), en el marco de la gira nacional que comenzó hace veinte días en el porteño teatro Vorterix.

La carne, Es y Blanco son tres discos que forman un solo concepto, “por eso quisimos armar una frase con ellos”, precisó Lula Bertoldi (voz y guitarra) en diálogo con El Ciudadano. Ella, junto a Brenda Martín (bajo y coros) y Gabriel Pedernera (batería y coros), conforman el power trío que inició sus actividades allá por 2007 en la ciudad de Córdoba.

“«La carne es blanco» –continuó la guitarrista– también refleja nuestro pensar; tiene que ver con reflexionar, desde lo terrenal, qué es La carne, algo muy humano, pasando por Es, que habla sobre la existencia, y llega a Blanco, donde se representa lo etéreo de estos pensares. Esa frase refleja la unión entre los tres discos”.

“¿Qué lugar ocupa la persona en el universo como ser humano?”, filosofaban los cordobeses radicados en Buenos Aires en Es y, analizando la existencia, profundizaban en preguntas que la gente –dicen– suele hacerse en la vida.

“Lo que pasa en un disco refleja lo que va a pasar en el siguiente. Está todo encadenado, es una búsqueda. Los discos no son más que esos registros y se graba para que queden plasmados los momentos”, refirió la cantante.

En Blanco, el trío amplifica las posibilidades sonoras examinando nuevos horizontes musicales. “Tiene la mezcla perfecta entre lo poderoso del riff pero tocado en otro registro”, analizó Bertoldi.

Pero, además, este trabajo contó con dos invitados de lujo que le aportan color, frescura y experiencia: Titi Rivarola y Fito Páez. “Titi es parte de la historia de Eruca y de nuestras vidas, y con Fito fue una situación muy loca porque fue él quien nos llamó a nosotros (risas)”, rememoró la voz principal del trío, al tiempo que confió: “Un amigo en común le hizo escuchar la banda y nos llamó para felicitarnos y decirnos que estaba a nuestra disposición para hacer algo juntos. Medio en chiste, nos pusimos a componer una canción para Fito y salió «Guitarras de cartón», un tema muy denso, con un contenido bastante pesado, que habla sobre las cosas que son ilusiones”, destacó Lula.

En una suerte de guiño dialéctico con Es, y avanzando sobre cómo nacieron los contenidos del último disco, para Bertoldi se trata de reflejar la “propia” reflexión cotidiana. “Los planteos que nos hacemos son humanos, son planteos de gente que se sienta a tomar mate y a charlar de la vida. Cosas que a nosotros nos mueven y que tocan temáticas como la felicidad, dónde encontrarla, por qué somos tan pequeños y a la vez tan grandes, cuál es el fin de la humanidad; filosofía pura”.

—A nivel musical, existe una suerte de emergencia en las bandas de rock por explorar estas temáticas en sus canciones. ¿Se sienten parte de un momento histórico que los lleva a indagar en estos interrogantes?

—Estamos en una época que no sé bien cómo definir, pero tiene que ver con ese encuentro de la persona dentro de la vorágine que la invade, que se plasma en la tecnología, las redes, que hacen que todo vaya tan rápido, que sale tanto afuera pero profundiza tan poco. Como artistas, tenemos la necesidad de hacer toda esa exploración, porque está bueno que estemos súper conectados e híper informados pero no olvidemos que hay un instinto básico del humano que no está ni siquiera explotado, y es la intuición que nos sirve para conectar con el otro mediante energía, mediante una cosa que trasciende la tecnología y tiene que ver con cómo nos relacionamos. Siguen existiendo las guerras, algo muy anticuado y retrógrado. ¿Cómo las personas pueden conectar con una máquina y no con otro humano?

—¿Cuál es el universo simbólico que engloba a los tres discos y se materializa en “La carne es blanco”?

—El universo de Eruca es muy grande; lo enriquecimos bastante. Hay un escrito (en el booklet del disco) que armamos los tres, y donde arriesgamos una explicación poética del universo de la banda y de sus tres discos. Allí escribimos: “La carne es blanco de sedientas generaciones quienes tras los pasos de cambiantes ideales sacrificarán a la propia especie justificándose en vida las teorías que explican por qué es más importante una vida sobre la otra”. Ahí estamos planteando una opinión y un universo simbólico muy fuerte. Hablamos de que “La carne es blanco” y ese blanco hace al otro su propio blanco: de una ideología, de una mentira, de una acción.

Rito y comunión

Eruca Sativa no es una banda ni muy masiva ni muy independiente. No obstante, logró surcar los entresijos de la escena y formar una comunión con su público que se evidencia en cada ciudad a la que llega. “A veces me pongo a pensar cómo la banda sola se va difundiendo. Los fans llevan a sus amigos a los shows, es muy mágico. Ellos son los encargados de difundir la banda. Nos van a ver muchas familias, gente mayor, pasan cosas locas. Ellos son los culpables de la actualidad de Eruca porque nos levantan y nos llevan a todos lados. Es muy fuerte que pase eso”, explicó la cantante.

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