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Se perdió negocio de harina con Brasil

Los molineros perdieron competitividad para venderle harina a Brasil.

Para la Argentina dejó de ser negocio vender harina de trigo a su principal comprador, Brasil. Los molineros exportan al vecino país a 265 dólares la tonelada de harina, el mismo precio al que hoy se ven obligados a comprar la materia prima. De esta manera, deben absorber los costos de industrialización. “Ya se perdió la competitividad”, dicen los empresarios.

El problema comenzó cuando por los problemas climáticos cayó la calidad del trigo en la última cosecha. Eso obligó a los industriales argentinos a pagar por encima del precio oficial acordado con el gobierno.

Lo cierto es que, según advirtieron desde el sector de la molinería, los productores no son los beneficiarios de esta situación, sino los exportadores, quienes tienen ahora el trigo de mejor calidad que necesita la industria. “A ellos (los exportadores) les estamos pagando 262 dólares la tonelada. Ese es un valor más alto que el FAS teórico de 238 dólares”, que establece el gobierno para que los productores tengan rentabilidad en el mercado interno, y sea competitivo. “Pero la escasez de cantidad y calidad nos lleva a esta situación”, dijo una fuente que eligió el anonimato.

Asimismo, la industria molinera comenzó a mostrar preocupación al ver que Brasil compra trigo argentino a un valor promedio FOB de 265 dólares. “Si a ese monto se le deducen los derechos de exportación y los gastos de fobbing, resulta que compra a 89 dólares más barato que la molinería argentina”, explicó el empresario.

Sucede que el precio FOB (en el puerto) de la harina de trigo argentina es de 330 dólares la tonelada. Eso debería pagar cualquier comprador de harina en el mercado internacional. “Esta diferencia entre el precio a nivel internacional y el que está pagando Brasil hace peligrar la exportación de harina”, aseguró la fuente. El riesgo no es menor, ya que el mercado brasileño representa el 52 por ciento de las ventas de la molinería argentina al exterior, con casi 700.000 toneladas anuales de harina de trigo. Lejos, en segundo lugar se encuentra Bolivia con el 18 por ciento de las compras a Argentina.

En este contexto se hace fuerte la sospecha de que existe un “acuerdo implícito” de los exportadores locales para abastecer a las empresas de Brasil hasta que se concrete la última cosecha, que avanza rápidamente en estos días. “Ese precio que ellos (Brasil) pagan se entiende si Argentina es rehén de algún acuerdo anual”. Pero aún restan dos meses para que termine el año, o se termine el trigo disponible.

“Esta situación que se da complica nuestro plan de poner a la Argentina como número 1 del mundo”, advierten desde la molinería. Argentina es el tercer exportador mundial, por debajo de Kazajistán y Turquía, pero el 40 por ciento de capacidad ociosa de la industria permite a los empresarios ilusionarse con poder abastecer al mundo en su creciente demanda.

De todas maneras, el escenario para la próxima cosecha de trigo no es alentador. Los excesos de humedad, tras las fuertes lluvias de las últimas semanas, afectaron amplias regiones productoras, favoreciendo el desarrollo de enfermedades que recortarían los rendimientos y la calidad del trigo, según estima un informe del Ministerio de Agricultura. No obstante, la cartera afirmó que en algunos casos la calidad comercial del cereal –Argentina es un exportador líder– superaría los niveles de la campaña pasada.