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“Los fondos buitre vienen de paraísos fraudulentos”

Por Guillermo Griecco.- El economista Alejandro Rofman dijo que “la única solución legítima” que tenía Argentina era “rechazar el fallo” de Griesa.

¿Qué son los fondos buitre? ¿Cómo proceden? ¿Cuál es la estrategia en su accionar? ¿Qué intereses persiguen? Las preguntas fueron germinando en los últimos días en consonancia con el asedio de estos capitales especulativos a la Argentina. Para el economista Alejandro Rofman, “la única solución legítima” que tenía el país era “rechazar” el fallo del juez de Nueva York Thomas Griesa a favor de los fondos buitre. “Son fondos que no quisieron entrar en la reestructuración de la deuda, que actúan de mala fe y no tienen representación seria porque provienen de empresas instaladas en paraísos fraudulentos. Si el fallo prosperaba, los que sí entraron al canje podían pedir que también a ellos se les pague la totalidad de los bonos”, indicó el investigador del Conicet.

La Cámara de Apelaciones neoyorquina puso las cosas en su lugar el miércoles pasado al suspender la disparatada sentencia del juez Griesa a favor de fondos buitre: tenedores de bonos de deuda argentina que no aceptaron ingresar a los canjes de 2005 y 2010, y que iniciaron una causa contra el país a fin de cobrar el ciento por ciento de esos títulos públicos que compraron a precio vil. “Es muy importante ver cómo funciona el capitalismo financiero internacional, con jueces que defienden a estos fondos buitre desde los estrados vaya a saber con qué gratificación, y que coloca a países emergentes, como Argentina, en una situación muy difícil”, dijo Rofman al ser consultado por este diario.

La especulación desenfrenada es una huella para tratar de comprender la actual crisis financiera internacional. “Estos tenedores de bonos argentinos que debían ser reestructurados en plazo, tasa de interés y quita de capital junto a los demás en 2005 y 2010 no quisieron entrar en la convocatoria de acreedores, y prefirieron especular. Y cuando una empresa en la Argentina se presenta a convocatoria de acreedores con una mayoría como la que tuvo este caso, con un 93 por ciento de bonistas a favor de reestructurar la deuda, se torna obligatoria para todos”, señaló el economista rosarino que integra el espacio Carta Abierta.

“Si un bono queda afuera porque no se presenta (al canje) –continuó–, ese bono después igual puede alegar que le paguen todo. Eso es lo que hicieron los que tienen bonos no presentados a la convocatoria de acreedores aceptada por el 93 por ciento de los tenedores de bonos en 2005 y 2010. Entonces, como tienen un título público vigente, reclamaron cobrar el ciento por ciento de su valor. El juez que entiende en la causa aceptó esa decisión y estableció que la Argentina tenía que hacer un depósito por 11 mil millones de dólares en causación de que iba a pagar”.

Siguiendo la línea de su análisis, Rofman sostuvo: “Estos señores que compraron esos bonos a otros (porque no son ellos los poseedores originales) por monedas, ya que no valían nada, querían cobrar todo sin esperar el proceso de reestructuración de la deuda. Estos fondos buitre tienen sede en Islas Caimán, que es un paraíso fiscal. El capitalismo internacional ha creado paraísos fiscales, que son lugares donde uno asienta una empresa y no paga ni un solo centavo de impuesto ni justifica el origen del dinero”.

“Para colmo”, recordó el economista, “todo esta cuestión se dirime en tribunales afuera del país, que es lo que aceptó el gobierno de (Carlos) Menem y de la Alianza después”. Rofman consideró que “el pago de títulos públicos es una cuestión nacional y no hay que depender de lo que resuelva un tribunal extranjero. Como dijo (el ministro de Economía, Hernán) Lorenzino, es un claro caso de colonialismo judicial”.

El profesor de la Universidad de Buenos Aires reflexionó en torno de los escenarios que se abrían para el país si se imponía el fallo Griesa, cosa que no ocurrió. “Si Argentina pagaba (a los fondos buitre) se caía toda la reestructuración de la deuda, porque hay una cláusula que dice que si hay una parte mejor que la que se produjo cuando se reestructuró, entonces no hay quita y la Argentina pasaba a deber otra vez los 70 mil millones de dólares de la quita con plazos e intereses pactados, es decir, una deuda imposible de pagar”.

“Y si el fallo prosperaba y Argentina no pagaba –concluyó Rofman–, lo que podía suceder era que el país quedaba en situación de rojo, de quiebra (no me gusta usar la palabra default), y entonces los que tienen los bonos de la deuda podían alegar a la compañía de seguros donde contrataron la prevención por si no cobraban pedir cobrar todo”.

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