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Durante las vacaciones la PC trabaja más, y con los chicos

Especialistas advierten sobre peligros y consecuencias de una mayor exposición a internet cuando la escuela cede su tiempo.


Durante las vacaciones los niños pasan hasta un 40 por ciento más de tiempo frente a la computadora, por lo que varios especialistas sugirieron reemplazar ese hábito por el juego con amigos, para evitar que estén solos, que tengan lesiones físicas y además queden expuestos a los peligros del ciberespacio.

“Hoy un chico con escolaridad de media jornada puede estar entre siete y ocho horas en internet, pero en vacaciones ese tiempo se prolonga”, explicó Juan Manuel Lechuga, ejecutivo de Trend Argentina, una empresa dedicada al desarrollo del software de seguridad, que analizó los hábitos de navegación por internet en época de verano, los últimos años.

Los datos revelan que ya en época de clases se supera ampliamente lo recomendado por organismos como la Academia Americana de Pediatría, que aconseja que los niños mayores de dos años no pasen más de una a dos horas al día ante una pantalla.

“Este es un fenómeno producto del aburrimiento y los problemas de la gran ciudad, que hace que los chicos permanezcan mucho tiempo en sus casas cuando no están en la escuela o en la colonia. Hay que tener en cuenta que los chicos recién empiezan a circular solos a partir de los 12 o 13 años y que en los edificios no existe el vecino”, explicó José Sahovaler, especialista en niños, adolescentes y tecnología de la Asociación Psicoanalítica Argentina.

Ariel Melamud, coordinador del Área de Informática de la Sociedad Argentina de Pediatría, dijo que “en la medida en que los chicos tienen la vista fija en el monitor y están demasiado próximos a la pantalla, se produce sequedad en la vista, por eso el monitor debe estar ubicado a una cierta distancia y la visualización debe hacerse con anteojos para no forzar la vista”.

“Además, si los monitores y el teclado no están a determinada altura pueden producirse trastornos posturales, entonces aparece el dolor de espalda, de cervicales, o de las manos”, agregó.

A largo plazo, el uso excesivo de la PC puede favorecer el desarrollo de obesidad infantil si es que este comportamiento va a acompañado de una mala alimentación.

Otro de los riesgos es el desarrollo de conductas adictivas como la ludopatía, que se define como la adicción al juego.

“Es muy difícil poder establecer cuándo este tipo de conductas se vuelve adictiva pero, en general, en los chicos que han desarrollado la adicción hay una retracción del círculo de amigos y pasan mucho tiempo solos”, apuntó Melamud.

A nivel psicosocial, Sahovaler advirtió sobre la disminución del juego creativo, del contacto presencial con el otro y de la introspección que trae aparejado el uso de la PC.

“Con la PC cambia el tipo de juego, que ya no es un juego creativo sino programado por un adulto y la introspección también se ve afectada porque frente a la pantalla no se piensa, sólo se actúa. Eso no pasa cuando se lee un libro, por ejemplo, porque estás en la letra y de repente empezás a imaginar cosas y te metés para adentro. En la pantalla sólo hay estímulos permanentes para la percepción”, explicó.

El especialista llamó la atención también sobre la soledad frente a la pantalla que persiste aun cuando los chicos estén en compañía de otros cuando juegan o chatean en la PC.

“Por más que sean varios, es como si todos estuvieran pegados a la pantalla, no hay interacción, se turnan para jugar, cada uno ve lo que hace el otro pero no hablan entre sí. Es como si estuvieran varias soledades juntas”, explicó.

En cuanto a los contenidos, una computadora conectada a internet puede ser la puerta de acceso a contenidos inconvenientes por su carga sexual o de violencia y también para el contacto con ciberdelincuentes como pederastas o ladrones de identidad que actúan en la red.

Los chicos son bastante concientes de estos peligros, según un estudio del Ministerio de Educación, que señaló que al 36% de los chicos les preocupa que gente peligrosa se comunique con ellos, al 15% encontrarse con sitios y páginas web que no deberían ver, al 13 por ciento que los agredan o acosen y al 10 por ciento que suban fotos suyas a la red.

“La función más importante es la de los padres, que son insustituibles en la tarea de aconsejar a sus hijos sobre cómo usar internet y dialogar con ellos para saber qué hacen en la red. El software es un refuerzo que puede restringir el acceso en tiempo y contenidos para que los chicos naveguen tranquilos”, afirmó Lechuga.

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